La corrupta ley que volvió a asesinar a mi amigo
por YAIR MELLER, Publicista, U. del Pacífico. Est. Producción y Organización de Eventos.
Como todo ser humano, cometo errores, no soy perfecto, y sí, he manejado “copetiado” y he tenido accidentes de tránsito, frente a los que siempre me he responsabilizado. Por eso, hoy escribo esta carta con dolor, impotencia y rabia. Me cuesta comprender por qué pasan estas cosas, por qué en Chile siempre todo funciona así…
Recuerdo cuando se anunciaba la ley de Tolerancia Cero, a principios del 2012, y con mis amigos durante las vacaciones en Maitencillo comenzaron las tallas como “Yo no seré conductor designado” o “Mejor hacemos un pre extendido”. Así mismo, comenzaron las campañas de conducción responsable y algunas empresas que se hicieron presentes con opciones de transporte que nos llevaban hacia el carrete y nos traían de vuelta de forma totalmente gratuita.
Tan rápido como la ley se aprobó, comenzaron los miles de puntos fijos que durante las noches de martes, jueves y todo el fin de semana, especialmente los fines de semana largo y algunas madrugadas, se paraban siempre dos retenes de carabineros y una ambulancia que podía tomar las muestras de sangre en el lugar. En toda patrulla de carabineros había un alcotest bucal. Con todas estas medidas, ni yo ni mis amigos volvimos a manejar con una sola cerveza encima.
Pero como todo lo que comienza rápido, se desmorona aún más rápido. Con casi 2 años en los que se demoró en aprobar e implementar, la ley de Tolerancia Cero se desmorona.
Cuando me detuvieron este año por supuesta conducción bajo estado de ebriedad, ninguna de las cuatro patrullas del lugar contaba con alcotest, y cuando me llevaron a la posta más cercana, ¡no había alcoholemia! 25 minutos más tarde, me encontraba en la comisaría más cercana donde el resultado de mi alcotest fue 0,03. Debido a que el carabinero lo consideró no concluyente, terminé en el Hospital Salvador, donde mi alcoholemia fue 0,0. Volví a mi casa 6 horas más tarde, tras un control de detención, el frío y un taxi bastante caro.
Tan solo unos meses después, se hizo conocido el caso Larraín, donde un atropello con resultado de muerte, perpetrado por un conductor bajo el estado de ebriedad, terminó con una pena más baja que la de aquellos que lo habían encubierto. La ley de Tolerancia Cero era un ámbito más de nuestro país sometido a la abierta corrupción de nuestras autoridades.
Durante la madrugada del domingo tras el feriado de Semana Santa, desperté con la impactante noticia del fallecimiento de mi querido y muy cercano amigo Roberto “Tito” Timmermann, quien durante años de vacaciones y carretes juntos, nos demostró a todos que el método de “hacer dedo” era la opción para carretear más tranquilos y disfrutar tomando sin preocupaciones.
Irónicamente, el culpable que todos perdiéramos a este gran amigo, hermano, hijo y compañero, se encontraba conduciendo bajo la influencia del alcohol, y Tito fue atropellado mientras hacía dedo.
Como la corrupción puede siempre más que la justicia, no hubo control de detención, de hecho no hubo detención alguna, ni tampoco se interpuso una orden de arraigo, incluso semanas más tarde, cuando ya se comprobaba la participación del presunto culpable con hechos, testigos y pruebas físicas, así como también se comprobaba la compañía de un tercero y varios testigos que lo ponían en el lugar, la hora, el vehículo y además se le clasificaba en estado de ebriedad, ¡y nada!
Dos meses después, recién la fiscalía realizó la primera audiencia, presentando a Benjamín Montero responsable, quien conducía bajo el estado de ebriedad a más de 80km/h, y quien tras atropellar a Tito Timmermann no se detuvo, y más aun, volvió al lugar 40 minutos más tarde, “sin percatarse de lo sucedido”, y nuevamente no se detuvo.
Pero Benjamín Montero, culpable del asesinato de mi amigo, se encuentra en la comodidad de su casa, esperando un juicio abreviado que será «más adelante», enseñándonos que la justicia en Chile no es igual para todos. ¿Es esta la Tolerancia Cero que se planteó hace un par de años? ¿Es esta la clase de justicia que queremos construir?
Si bien comparto tu pensamiento acerca de la ley, creo que el análisis no es el correcto… Si bien es valorable que admitas que también haz manejado tomado, el hacerse responsable no soluciona las cosas. Podrá dar un poco más de consuelo y el hecho de que se haga justicia pero el daño ya está hecho. Te invito a que no tengas que llegar a hacerte responsable de algo así, no por ser cobarde, sino por no manejar tomado, porque si lo tienes que hacer, el daño ya estará hecho.
Saludos
Lamentablemente en este caso si hubiera hecho una diferencia. La ambulancia se demoró como una hora en llegar al lugar del accidente y Tito murió camino al Hospital. Si el Benjamín se hubiera hecho responsable y hubiera prestado asistencia en el momento no estaríamos hablando de una muerte.
Que la ley es injusta es algo que muchas veces reclamamos y quizas este tambien sea el caso. No obstante ll que tu reclamas no tiene nada que ver con la Ley de acholes sino que al procediemiento penal establecido ante la comisión de cualquier delito.
1. Control de Detención: el control de detención procede en contra de ciertas faltas, simples delitos o crímenes y tienen por único objeto poner al imputado en presencia de un Juez de Garantía en cuyo plazo es maximo de 24 horas. Si es que el procedimiebto se inicio y no existe una orden de detención pendiente entonces no es necesario practicar la detención como paso en este caso.
2. Las medidas cautelares como la «prisión preventiva» o el «arraigo» tiene las siguientes finalidades:
1. Asegurar la presencia del Imputado en el juicio que se va a llevar a cabo y/o el posterior cumplimiento de la pena.
2. Protección a la víctima o a la sociedad
3. Que pueda entorpecer la investigación.
En caso de que no exista peligro de que se infrinja alguna de estas finalidades no corresponde medida cautelar alguna.
Entiendo el dolor, pero en esta columna cometes errores técnicos importantes que no tienen nada que ver con lo que se esta reclamando de fondo. Es complicado hablar de Derecho sin saber.
Saludos
Desgraciadamente lo que hace falta no son más términos jurídicos, sino que la víctima sea un funcionario público o su hijo/a. Ahí de golpe las leyes empiezan a aplicarse. De donde llegamos nuevamente a la conclusión de que las leyes están, pero no se aplican de igual manera a todos.
Ronny enfocate. El punto no es dar clases de moral a alguien que pone su experiencia al tapete. El hizo esto para reflejar en forma empírica lo malo del sistema…No que que estuvo bien o mal lo que el cuenta de su vida personal. Esto sucede siempre con las personas que quieren dárselas de sabios, y desvían los temas del foco principal. La realidad es que la justicia depende del dinero que tengas y listo. no te vayas por la ramas. El caso Larrain lo demuestra claramente. Pero si le buscas la quinta pata al gato. obvio que todo deja de ser creíble.