El que calla, otorga
por JONATHAN RAPAPORT, Psicólogo, U. del Desarrollo.
En cada conflicto relacionado con Israel, las redes sociales nos han comido. Los noticieros no sólo nos han ignorado, sino que han tergiversado los hechos a beneficio del rating y la venta, desde los más serios y tradicionales hasta los más propagandistas y mitómanos. No debería extrañarnos ni sorprendernos, siendo los judíos en Chile un 5% de los árabes, suena lógico perder en las redes sociales y en las noticias. Lógico pero igual de inaceptable.
Lo que no suena lógico es el hecho que perdamos entre nosotros mismos. En los últimos 5 años, con la cantidad de conflictos bélicos que como judíos hemos vivido, pareciera ser que nos hemos sentido poco representados por los líderes de nuestra comunidad, incluso a veces frente a discursos poco coherentes o atingentes a lo que nos afecta, siempre alrededor de “la ropa sucia se lava en casa”. Falta dotación y liderazgo, existe muy baja rotación en ciertos cargos, y se percibe un evidente agotamiento de creatividad en un escenario en crisis de participación.
Apostando en los jóvenes, comunidades e instituciones han ido tras la creación de un sinfín de grupos juveniles para, a través de ellos, impactar de alguna manera en el mundo externo a nuestra comunidad.
Llevamos por lo menos una década creyendo que nuestra lucha, la de los judíos en chile, es la misma lucha que la de nuestros hermanos en Israel, y hemos tratado de defender lo indefendible ante los ojos de aquellos que son ignorantes del conflicto. Llevamos años trabajando un lobby político para convencer a aquellos que sabemos no se van a convencer, porque ¿cómo podemos convencer a alguien de manera racional que nuestra lucha es justa? Si la contraparte sólo tiene que mostrar una foto y apelar al corazón y sentido común para convencerse que nosotros somos los malos. ¿Quién puede estar de parte del ejército más poderoso del mundo si puede estar de parte de la familia que acaba de perder su casa en un bombardeo?
Mediáticamente, somos los nuevos nazis del siglo XXI: judíos, sionistas, israelíes, Israel, el odio atraviesa cualquier frontera lingüística. A quienes piensan de esta forma, los embobados en conspiraciones de dominación mundial sionista y que no pierden oportunidad de demostrar su odio, no les vamos a cambiar su mentalidad llena de prejuicios, donde Israel es aliado de EE.UU y de todos los males del mundo. Esas mentes son manzanas podridas, zombies dormidos en pazkines de lo más ignorante y pobre.
¿Hacia dónde dirigir nuestros recursos? Como comunidad, deberíamos ser capaces, en momentos como éste, de poder desmentir la constante publicación desinformada y tergiversada que han salido estas últimas dos semanas en la mayoría de los medios nacionales, uno a uno expuestos como falaces, denunciados en horario estelar. Es importante también la convocatoria a actos masivos de condena y paz, y la generación de aliados claves y el fomento de estas relaciones. Condenar “enérgicamente” la violencia implica mucho más que escribir un comunicado. Pero nuestros líderes no tienen toda la responsabilidad. ¿Qué tanto sirve que un político nos apoye, si tan sólo el 2% del país cree en los políticos?
A nuestra comunidad le sobra creatividad, talento, empuje, solidaridad, entusiasmo, y sobre todo diversidad, y es este valor algo fundamental que no hemos sabido transmitir hacia afuera. Es urgente reformular nuestras ideas para impactar de mejor manera al mundo externo, llevando una imagen positiva de lo judío. Lo más importante, es fomentar un contacto verdadero, relaciones profundas entre personas, de uno a uno, generación de vínculos. Mientras más nos relacionemos socialmente con personas no judías, y especialmente de manera profunda, más podremos combatir el antisemitismo.
Los medios de comunicación son simplemente unos cerdos, y eso no va a cambiar. Pero sin tener los mejores líderes comunitarios, la juventud más activa y participativa, ni la mejor opinión popular frente al conflicto, no hay nada que lo excuse a usted, una persona común y corriente, a guardar silencio y ser indiferente ante cada una de las víctimas judías que han muerto este mes por una cruel y terrible ola de terror. Hombres, mujeres, embarazadas, niños, ancianos, nadie ha quedado exento de recibir una fría apuñalada por la espalda, a toda hora y en todo lugar. El terrorismo siempre debe ser condenado. No sea indiferente a la muerte.