La ausencia de Compromiso y Sentido en la formación de nuestra vida comunitaria como judíos en Chile y herederos de una tradición.

por DAVID ARIAS WEIL, Egresado de Música & Sonido, UNIACC. Mazkir Noam América Latina.

Los judíos en Chile tenemos serios problemas de memoria, se nos están olvidando muchas cosas, y es por esa razón que después escuchamos a personas saliendo a “luchar contra la asimilación”. Hemos olvidado nuestro origen y nuestros deberes como judíos, y lo vemos reflejado en el comportamiento de nuestras comunidades.

Cuando nuestros abuelos llegaron de Europa o de diferentes lugares del mundo, establecieron comunidades judías y así nacieron muchas de las kehilot que hoy tenemos en nuestro país. ¿Cuál fue la idea de ellos? Juntar a los judíos de tal o cual origen, agruparlos, darles la bienvenida a quienes seguían escapando y por supuesto, mantener las tradiciones judías, enseñar la cultura de las mitzvot y de la Torá. Dado ese planteamiento, las personas que asistían a las comunidades eran personas que necesitaban un espacio espiritual en el cual sentirse acogidos, sentirse recibidos, sin importar si en sus países de origen fueron judíos practicantes o no.

Pero en algún punto de la historia de los judíos en Chile esta situación cambió, en algún punto perdimos la memoria, se nos olvidó el sueño de los fundadores de esas comunidades y comenzó una pelea voraz entre instituciones y dirigentes de todas las instituciones. Hoy lo que importa es la foto, el darle “kavod” (honor) a quienes dirigen nuestras instituciones, que vayan a las reuniones, los actos y que ojalá puedan una vez por año sacarse una foto con el presidente de turno. Pero no importa si su institución o comunidad ha perdido el rumbo, eso da lo mismo, hoy los judíos no corremos grandes riesgos, las comunidades ya están formadas y funcionan por arte de magia o por inercia y no hay que preocuparse de nada.

Hemos perdido la memoria, progresivamente hemos comenzado a olvidar el para qué existen las comunidades judías. Citando a un gran personaje del ishuv Chileno “Pasamos de una época en la que los judíos buscaban a las sinagogas, a una era en la que las sinagogas buscan a los judíos”. Es triste pensar que nuestras kehilot se transformaron en prestadoras de servicios, la gente ya no quiere comprometerse con nada, simplemente necesitan servicios de las comunidades. Y esto es un problema no de una, sino de varias comunidades e instituciones judías en Chile, es un conflicto transversal al ciclo de vida judío.

Para empezar, muchos padres supuestamente “necesitan” que su hijo vaya a un colegio de verdad, no al Hebreo ni al Maimónides, porque lo importante es que aprenda inglés y no hebreo, que aprenda matemática, ciencia y biología y no que aprenda sobre la historia de su pueblo, siendo que matemáticas, inglés y ciencias puede aprenderlo en cualquier lugar, hebreo y temáticas judaicas no. Entonces ¿cuál es la solución que tienen los padres? llevar a sus hijos a las tnuot, pero se OLVIDAN (nuevamente problemas de memoria) que los que están en las tnuot son madrijim que probablemente no dan abasto como educadores judíos, porque al ser los movimientos juveniles instituciones comunitarias educativas, también se olvidaron de su objetivo: Educar. El resultado es, padres que llevan a sus hijos a movimientos juveniles intentado supuestamente suplir la necesidad de una educación judía para sus hijos, pero finalmente todo termina en niños manchados con témpera diciendo que lo pasaron increíble, que sus madrijim son sus ídolos, que su tnuá es la mejor del mundo, pero no aprendieron nada.

Si seguimos con el ciclo de vida, viene el Bar o el BatMitzva, en donde nuevamente la gente y su grave problema de memoria se olvida de lo que realmente significa ser Bar Mitzva, que es asumir el compromiso de ser parte del pueblo de Israel, aceptar y cumplir sus preceptos, haciendo que el judaísmo sea parte integral de sus vidas y de su identidad. ¿Pero qué es lo que realmente buscan los padres en este caso? Una comunidad que les cobre relativamente barato por la ceremonia, un rabino que hable lo suficientemente bonito como para que la abuela se emocione, y que ojalá la ceremonia en sí no dure mucho para que no se aburran los invitados, pero fuera de todo eso, a muchos de los padres, hoy no les interesa que sus hijos asuman un compromiso real frente al paso que están dando, no está en sus prioridades que sus hijos aprendan de judaísmo ni que entiendan lo que significa ser Bar Mitzva. Por lo tanto, sólo recurren a las comunidades para adquirir la prestación de un servicio.

Sigamos con el matrimonio, esta importante etapa para cualquier persona, es también importante para el judaísmo, porque implica un compromiso mediante el cual dos almas se unen. Según muchos sabios, es la misma presencia divina la que en el momento de la jupá se acerca para unir las almas de quienes se están casando. Casarse implica aprender a formar un hogar judío, saber llevar las tradiciones como pareja y descubrir un mundo nuevo a través de una visión judaica. Pero seamos sinceros, muchas de las parejas judías no buscan eso, les falló la memoria y se olvidaron de lo verdaderamente importante. Comenzaron a buscar ceremonias bonitas, que el rabino o el jazán canten o hablen bonito, que ojalá los inviten a una dos cenas de Shabbat en sus casas para sentir que siguieron un proceso educativo, pero no les interesa que les enseñen a formar un hogar judío, ni cómo llevar la vida en pareja de acuerdo a las tradiciones de Israel.Esto no forma parte de las prioridades de las parejas judías en nuestro país, al menos no de la mayoría.

No quiero ahondar en los temas de fallecimiento, primero porque es un tema bastante sensible y en comparación con los anteriores, la gente no elige cuando un ser querido fallece. En segundo lugar, creo que se va entendiendo el problema de memoria que tenemos los judíos en Chile, de modo que no me queda otra que comenzar a terminar.

La pregunta es: ¿Cuánto dinero debemos gastarnos en kilos de pasas y horas al neurólogo para comenzar a recuperar la memoria y recordar que el objetivo del judaísmo y de la Torá no es otro que ayudarnos a vivir una vida mejor acorde a las tradiciones del pueblo y que no es algo meramente social? Por supuesto que el vivir de acuerdo a las tradiciones de Israel nos lleva a generar marcos de desarrollo social, el encuentro con el prójimo y a otras cosas que van fuera del ámbito religioso. Quizás no debamos comer pasas, sino acercarnos a las comunidades para pedir que vuelvan a ser lo que originalmente eran: el centro de las comunidades religiosas debe ser el ámbito de culto, el tema religioso y espiritual. Obviamente que puede tener otras ramas, pero desde ese lugar deben salir los demás aspectos de la vida social: charlas, actividades culturales, comidas, cenas, conciertos, etc.

Las comunidades y sus dirigentes se han olvidado de la visión de los fundadores, ya no está en ellos el sueño de la comunidad, sino por el contrario, persiste en ellos la pesadilla de una institución que no logre financiarse, e insisto, este no es problema de UNA, sino de VARIAS comunidades e instituciones en nuestro país.

Esto no es culpa ni de directores, ni de rabinos, esto señores, es culpa nuestra, culpa de TODOS. Si las comunidades tienen problemas serios de memoria y han olvidado cuál es su centro y su rumbo, es porque nosotros, quienes asistimos a ellas, lo hemos permitido. No sigamos permitiendo que las kehilot sean sólo prestadoras de servicios, comprometámonos a ser parte de ellas, con todo lo que eso implica. El problema es que el compromiso es una palabra que hoy ya no tiene el mismo significado que antes, hoy la gente no quiere comprometerse con nada, excepto con las cuotas de su tarjeta de crédito, con eso están dispuesto a amarrarse años, pero no amarrarse ni aferrarse a las comunidades. Hagámonos un favor como judíos chilenos y dejemos este alzheimer de lado para comenzar a construir una comunidad sólida, cercana y comprometida.

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Un comentario

  1. Me encantó tu articulo, estoy muy de acuerdo, sobre todo con que las instituciones y comunidades judias han perdido por completo el rumbo, el figurar se traga al contenido en la gran mayoria de las partes y hablo de todos los colores religiosos.

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