Recordando a los obligados de defender Israel

por AGUSTÍN MARCOFF, Seminarista, Natan Gesang. Est. Heschel, Seminario Rabínico Latinoamericano.
 
Iom HaZikaron LeJalalei Tzahal
גָּדוֹל הַמְצוּוֶּה וְעוֹשֶׂה יוֹתֵר מִשֶּׁאֵינוֹ מְצוּוֶּה וְעוֹשֶׂה
Es más grande aquel que está obligado a algo y hace, que aquel que no está obligado a algo y hace. (Talmud Babli, Avodá Zará 3a)

Me ha costado mucho entender esta frase atribuida a Rabi Janina en el Talmud. A lo largo de los años siempre me gustó darle valor a quien diera un poco más de sí mismo, aunque nadie se lo haya pedido. Pero fui aprendiendo que éste no es el sentido de esta enseñanza.
Por ejemplo, una de las claves del concepto de Tzedaká en la tradición judía (que muchas veces lo distancia de otras concepciones) es la cualidad de obligatoriedad del acto. La semana pasada aprendí de mi javer y moré Benjamín Alaluf que dejar sin cosechar la Peá de los campos (la porción que será para el pobre, la viuda, el huérfano y el extranjero) es la toma de conciencia plena de que no estoy regalando parte de lo mío. Las esquinas de mi campo, siguiendo esta concepción, nunca fueron mías.
No hacemos Tzedaká porque somos buenos, sino porque es nuestro deber humano (en términos de Levinas, nuestra responsabilidad en la relación ética con el Otro). Pero la Tzedaká sólo fue un ejemplo para dejar en claro que en el judaísmo la obligación es esencial. Es parte del pacto que concertamos en el Sinaí.
Hoy es otro pacto (o quizás sea parte del mismo) el que estamos recordando. La sociedad israelí tiene un estadio que todo ciudadano debe transitar, que es la Tzavá (el servicio militar obligatorio). Y hoy en particular, Iom HaZikaron LeJalalei Tzahal, se recuerdan a todos aquellos que murieron cumpliendo con esa obligación (sumado a quienes perdieron la vida en atentados terroristas).
La frase de Rabi Janina toma un sentido único. Los jóvenes israelíes dedican su tiempo a cumplir con la obligación de defender la Tierra de Israel. Y aquí no hablo sólo de judíos, ya que el Tzahal representa a la colorida y diversa sociedad israelí.
Eterna la frase de Weitzmann, inmortalizada por Natan Alterman, que nos recuerda que nuestra Mediná existe y sigue existiendo, y no nos fue entregada en una bandeja de plata.
Grandes son aquellos que están obligados y cumplen. Grandes los jóvenes que dieron su vida para cumplir el sueño de generaciones. A ellos, hoy, les debemos nuestro respeto. Y como solemos decir:
יהי זכרם ברוך
Que el recuerdo de todos ellos sea bendición.

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