Religiosidad en el siglo XXI: Secularización e Individualización como nuevas formas de una Identidad elegida libremente.

por YAEL RAPAPORT, Est. de Socióloga, U. Diego Portales.

Los procesos de individualización en la actualidad han desplazado a las religiones y a las grandes ideologías desde su sitial de generadores de sentido y explicación vital, o al menos las han reconstruido de una nueva forma, que implica también una nueva manera de vivirla y experimentarla. En efecto, podemos apreciar que este tipo de prácticas siguen presentes aún y parecen dueñas de una fuerza renovada, sobre todo en cosmologías tan milenarias como el judaísmo. Es por ello, que se requiere comprender el concepto de secularización.”La secularización no significa el hundimiento de la religión y la fe, sino la formación y difusión generalizada de una religiosidad que remite progresivamente a la individualización” (Beck: 2009: 22). Entonces, no se trata de la desaparición, sino de una transformación del modo en que se experimenta la fe o creencia religiosa. En las sociedades secularizadas, ésta se configura de una manera  especial que está más orientada hacia las prácticas individualizadas.

Además de la secularización, se observa un creciente cosmopolitismo de las sociedades individualizadas, que ha impulsado la libertad de culto y la pluralidad religiosa de forma notable, lo que ha devenido en un sinnúmero de complejas y enmarañadas redes y prácticas religiosas en diferentes sociedades. En donde solía primar una sola religión, o unas pocas, ahora existe una multireligiosidad predominante, donde podemos observar sociedades fragmentadas en múltiples credos religiosos y de pensamiento. El pluralismo religioso es hoy el factor más importante, más aún que la secularización, debido a que ya no se trata de un fenómeno de caída libre de la religión, sino de la aparición de una nueva religiosidad que se elige de manera personal. Este tipo de religiosidad seria el que se encuentra presente en las jóvenes judías.

Para Berger y Luckmann (1995: 114), la teoría que anunciaba que la era moderna traería una secularización generalizada de la sociedad ha acabado derrumbándose. Según ellos, la experiencia ha demostrado que la modernidad ha traído consigo, no una era de secularismo, sino todo lo contrario: una etapa de expansiva y penetrante religiosidad. “Este proceso es parte de una tendencia más profunda a la reavivación de la fe en una sociedad en la que las zonas de influencia de las religiones se cruzan y penetran, y cuyas condiciones fundacionales son la incertidumbre fabricadas de una modernización que transforma sus propias premisas” (Beck, 2009:124).

Al finalizar el siglo XX, los judíos ven y experimentan su judaísmo de una manera totalmente diferente a sus padres, sólo dos o tres décadas antes. Por lo que respecta a la búsqueda de sentido, los judíos actuales, como sus coetáneos de otras tradiciones religiosas, se han vuelto hacia su interior y han comenzado a buscar los fundamentos de su fe en fenómenos internos y personales, más que en la tradición y el contexto o entorno social. Se han desvinculado de las organizaciones, instituciones y razones que conformaban su identidad y su comportamiento. En vez de aceptar sin más los marcos que le corresponden por nacimiento, cada persona tiene que configurar su propio yo juntando elementos procedentes de diversos repertorios simbólicos judíos y no judíos.

En Chile, es notable el creciente número de jóvenes mujeres que se vuelven hacia la observancia religiosa y deciden, bajo su propia conciencia e individualizado deseo personal, acatar una serie de innumerables normativas acerca de las prácticas corporales dictadas por el judaísmo ortodoxo. Sin embargo, es este factor de “elección de vida” lo que nos acerca hacia la idea de individualización, pues la religión y la observancia en estos segmentos, ya no es algo impuesto, sino una elección  personal y racionalizada: “Vivimos en un mundo en el que las personas tienen derecho a elegir por sí mismas su propia regla de vida, a decidir en conciencia qué convicciones desean adoptar, a determinar la configuración de sus vidas con una completa variedad de formas sobre las que sus antepasados no tenían control” (Taylor, 1994: 38)

Incluso este fenómeno podemos identificarlo en individuos provenientes de familias no religiosas o no observantes, que han decidido seguir este camino como opción personal. El individuo no da por sentado aquello que estaba predeterminado por la tradición, debe reflexionar acerca de los supuestos cognitivos y normativos de su tradición y en consecuencia tiene que escoger. Podríamos estar entonces ante la presencia de un mayor grado de libertad en cuanto a las elecciones de forma de vida, o ante una libertad “autodeterminada”. “Libertad auto determinada, se trata de la idea de que soy libre cuando decido por mí mismo sobre aquello que me concierne, en lugar de ser configurado por influencias externas. La libertad auto determinada exige que quiebre el dominio de esas imposiciones externas, y decida yo solo por mí mismo” (Taylor, 1994: 63).

“Una religión que se escoge, en cualquier nivel de complejidad intelectual, es distinta de una religión que se da por sentado” (Berger y Luckmann, 1995:10). Una religión en la cual he decidido creer por opción personal, representa sin duda una creencia mucho mas poderosa que la creencia emanada desde una relación más “tradicional” entre el individuo y la religión, ya sea por transmisión familiar, por contexto social o por cualquier otra causa que no emane desde la propia conciencia del individuo. Se advierte una diferencia en el qué y el cómo de la creencia religiosa.

La religión ya no es algo impuesto, o por lo menos ya no debería serlo, sino que ha pasado a ser una decisión íntima y personal. Nuevamente nos damos cuenta que la secularización y la individualización no se trata de la abolición de la religión, sino que más bien del surgimiento de una religión que adquiere la forma de una elección personal. En este sentido, vemos como algo que parece lejano al mundo moderno, como la religión, para muchos es algo cada más cercano al permitir nuevas búsquedas de identidad e individualidad. Aún así, quedan muchos escenarios en el mundo de religiones impuestas, los que incluso llegan a generar situaciones complejas de opresión. Somos todos responsables de lograr que la religión sea una elección personal desde lo más íntimo de nuestra identidad.

*Extracto de la Tesis del autor.

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