Judaísmo Olvidado

por DAVID ARIAS, Egresado de Música & Sonido, UNIACC. Ex Mazkir Noam AmLat. Moré de Judaísmo en el Círculo Israelita de Santiago y Estudiante del Seminario Rabínico Latinoamericano, sede Chile.

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Vivimos en una era en donde el individualismo pareciera ser más importante que los aspectos colectivos de nuestra vida. La tecnología nos hace estar ensimismados alrededor de una mesa enfocados cada uno en su aparato en vez de estar compartiendo todos juntos. A través de un pedazo de metal y plástico podemos hablarle a alguien a cientos de kilómetros, pero somos incapaces de mirar a nuestro vecino a la cara. Como judíos, esto es algo que también nos compete.

Antiguamente, la comunidad era el centro de la vida de todo judío. Las sinagogas no sólo eran un espacio de oración ritual, sino también cumplían con lo que su mismo nombre indica: “Batei Knesset” – “Casas de Reunión”. Aquel que se alejaba de la vida judía, perdía su protección, su resguardo, su conexión con Am Israel (el pueblo de Israel). En todas las épocas, los judíos fuimos dura y cruelmente perseguidos, y los espacios de refugio eran justamente las sinagogas, no sólo en el sentido literal en tanto edificio, sino también en un aspecto espiritual, humano y social.

¿Necesitamos realmente seguir siendo judíos? El mundo de hoy nos exige No Diferenciarnos, luchamos por los derechos de todos, por una sociedad 100% igual. Cuando vemos algo que nos parece mal en otra cultura, somos capaces de invadir un país entero con tal de poder imponer nuestros valores por sobre los de los demás, porque de alguna manera estamos seguros de que nuestra verdad es la que prima por sobre las otras, si es que no es la única verdad.

La configuración social del siglo XXI nos pide que no nos apartemos de la sociedad, que adoptemos sus valores, que nos hagamos SIMILARES unos a otros. Eso en el judaísmo se llama asimilación. Asimilación no es necesariamente alejarse del judaísmo, sino intentar que el judaísmo sea SIMILAR a cosas que en realidad no lo son. No significa alejarse de la sociedad, sino ser judío en sociedad. Saber responder a lo que sucede a nuestro alrededor y darle una respuesta judía.

Podemos agregarle los componentes, ramas y visiones que queramos, pero el judaísmo históricamente ha estado vinculado con la práctica ritual a consciencia (kium –cumplimiento- de Mitzvot) y el estudio de los innumerables textos que nuestra tradición posee.

Antes, la sinagoga, la Kehilá o la congregación eran un refugio; puesto que los judíos no tenían otro lugar hacia dónde ir. Hoy las sociedades han cambiado para mejor, y los judíos somos aceptados en la mayor parte de los marcos y actividades, haciéndonos pensar que quizás “no sea necesario ser judío” o que el judaísmo ya no necesita de un marco como la Halajá para poder seguir adelante. Después de todo, actualmente es casi mal visto que en un mundo lleno de libertades alguien quiera someterse a un sistema de normas y leyes como la ley judía, es prácticamente “retrógrado” restringirnos la forma en la que comemos a través de la Kashrut.

Es increíble cómo hemos pasado de una época en la que los judíos buscaban y anhelaban llegar a las sinagogas, a una era en la que las sinagogas salen desesperadas a buscar judíos. ¿Cuántos mails semanales de distintas instituciones recibimos diciendo: “Ven a nuestros cursos, a nuestras tefilot, a nuestras actividades”? Está bien que usemos la tecnología a nuestro favor, pero hay algo que en lo personal me hace ruido con todo eso. Se supone que la gente debería estar buscando un espacio, no el espacio salir a buscar a la gente. Quizás ya no necesitamos de las sinagogas ni del judaísmo. Peor aún, quizás creamos que el judaísmo ya no se trata de eso, sino de charlas, debates, actividades sociales y una fuerte conexión histórica y cultural con la tradición, pero nada más. Mientras tanto, hay algunos que todavía funcionamos a la antigua…

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