Pluralismo y Tolerancia en la interacción entre los Pueblos para alcanzar una real vida en Sociedad.

por ROBERTO GASSMANN, Est. de Derecho, U. de Chile.

La mayoría de los países de nuestro continente fueron fundados por inmigrantes provenientes de Europa: Chile por españoles, Brasil por portugueses, EEUU por ingleses, y también es destaca la presencia e influencia de franceses y holandeses. Los diferentes pueblos indígenas fueron conquistados, colonizadas y exterminados por un pueblo europeo que en esos tiempos se consideraban “superiores” en una concepción materialista unilineal de desarrollo, lo que justificaba una visión racista y de dominación hacia los demás pueblos, menos civilizados y más “bárbaros”. Esto legitimaba que los europeos debían, casi que por obligación moral, expandir sus “avances”, su cultura y tradiciones hacia el resto del mundo, y en el caso de no ser obedecidos, recurrían a la fuerza. La dominación tiene siempre un objetivo en mente: el de moldear las mentes que ellos consideraban inferiores  y así garantizar la expansión de su reinado.

En el caso de Chile, en un principio las inmigraciones provenían principalmente de España, primero con el hombre de clase media para abajo, con afán de conquistador, de empresa privada y sin mucho apoyo del estado. Después, una vez que este hombre hizo todo el trabajo sucio, empezó a llegar la aristocracia vasca para instalarse y vivir una vida lujosa con indígenas a su “cuidado”, tratándolos como objetos. Mediante tasas se regulaba que se hacía con ellos, es decir, los indígenas eran un premio de la corona y mano de obra esclava para obtener riquezas. La interacción originaria de los grupos conviviendo en nuestro continente se basada en la dominación y la opresión, sin existir cosas que hoy damos como básicas como la tolerancia entre las personas y el respeto de las creencias del resto.

A medida que avanza el tiempo, diferentes olas de inmigrantes fueron llegando a nuestro país. La más importante fue la de los alemanes que llegaron a colonizar el sur. También llegaron yugoslavos para exterminar a los indígenas del extremo sur, croatas, franceses que se adueñaron de la Araucanía, italianos, griegos, suizos, armenios, judíos, árabes,  todos ellos creando un significativo impacto social, cultural y económico en el país. Más recientemente ha habido importantes inmigraciones de países asiáticos y americanos, principalmente peruanos, pero también bolivianos, ecuatorianos, etc.

La gran diversidad de pueblos y colonias que han llegado a Chile ha provocado socialmente dos fenómenos: el primero, un sentimiento de repudio y rechazo entre algunos grupos, discriminación latente y manifiesta, y lo segundo, el sentimiento de unión y de compañerismo, de ayuda e integración con el medio social. ¿Pueden los pueblos inmigrantes constituir y compartir efectivamente un mito fundante común para vivir con las personas de la sociedad a la que llegan? ¿Pueden hacerlo a pesar de provenir de distintos lugares, pasados, historias, con distintas creencias culturales, destinos de pueblo, concepciones de la naturaleza y la sociedad? ¿Se beneficia la vida en sociedad con la diversidad?

Un elemento clave para resolver estas incógnitas es el concepto de pluralismo (reconocimiento de muchos sistemas, principios o realidades.) Giovanni Sartori define una cultura pluralista como una visión del mundo basada en la creencia de que la diferencia, y no la semejanza, el disenso, y no la unanimidad, el cambio, y no la inmutabilidad, contribuyen a la vida en sociedad. Usando esta caracterización, deberíamos señalar que la interacción de los diferentes grupos inmigrantes contribuye a crear una sociedad pluralista, una sociedad que se basa en la diferencia, en el disenso y en el cambio, para así, conseguir el bien común.

Si bien el pluralismo y sus respectivas características pueden llevar a una sociedad a estar unida con el objetivo del bien común, es crucial también la existencia y garantía de la tolerancia. Esta no significa, bajo ningún aspecto, indiferencia. Ser indiferente significa ser desinteresados, y en una sociedad desinteresada por el prójimo, no puede haber un vinculo que los lleve hacia el bien común. La tolerancia tampoco supone relativismo, ser tolerante no significa estar abierto a todas las visiones.

Tolerancia significa que creemos que nuestras opiniones son correctas y concedemos el derecho a los demás a tener “opiniones equivocadas”. Si bien esto puede sonar un poco chocante, es clave para vivir en sociedad. Si estuviéramos de acuerdo con todas las opiniones y creencias de nuestros vecinos, no existiría pluralismo, y sin él no existiría la vida en sociedad. Los conceptos de pluralismo y tolerancia van de la mano, se pueden presentar todas las características de una sociedad pluralista pero de qué sirve si sus individuos no son tolerantes.

Volviendo a Chile, aún siendo un país diversificado con un gran porcentaje de inmigrantes provenientes de todas partes del mundo, se podría argumentar que a pesar de contar con los elementos culturales y demográficos para construir una sociedad pluralista y diversa, falta que se desarrolle un verdadero sentido de tolerancia, sin la cual la interacción entre sus individuos no lleva a una verdadera vida en sociedad. La intolerancia social solo conduce al conflicto entre los habitantes de un mismo lugar.

Como dijo Sartori: «Toda sociedad de gran escala es inevitablemente pluralista en cierto grado». Pero este pluralismo no es el único elemento necesario para que la diversidad se transforme en un mito fundante, hace falta tolerancia y sin esta no es posible vivir en sociedad.

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