Indignación Mundial: el fin de la Hegemonía Neoliberal.
por ANDRES ABELIUK, Ingeniero Civil, U. de Chile.
“La ideología imperante en las últimas décadas pretende subordinar todas las instancias de la vida a las leyes del mercado. La reflexión crítica y la acción social son indispensables para hacer realidad el lema de que “otro mundo es posible”. Henry Giroux
El neoliberalismo es una teoría de prácticas políticas económicas que se funda sobre la base de que el libre mercado y competencia son suficientes para mantener un equilibrio y autorregulación económica, promoviendo y maximizando un crecimiento económico y bienestar humano sin mayor necesidad de intervención estatal. En consecuencia, el único marco posible para el desarrollo económico es aquel en el cual el sector privado pueda operar libremente, donde los precios son fijados de acuerdo a las leyes del mercado.
Independiente de su validez teórica, es en la aplicación del modelo económico donde existe una discordancia con la teoría, ya que no se considera la realidad actual del sistema, lo que causa que los pilares que sustentan al modelo partan debilitados. En el caso particular de Chile, pero similar a muchos otros países sobre todo subdesarrollados, desde su génesis en el gobierno militar es que el mercado dista de ser libre. Con una clara estructura monopólica, donde pocas empresas controlan un gran porcentaje del mercado y la riqueza es concentrada en unas pocas familias, es absurdo hablar de una libre competencia.
Por ende no es difícil pronosticar, tal como ha ocurrido, que sin duda alguna, donde ha triunfado el modelo deteniendo la inflación y disminuyendo el desempleo, se han producido también extremas desigualdades sociales, recompensando con creces a los “ganadores” del mercado pero sin mostrar los signos de un alto y estable crecimiento económico que el modelo prometía.
Comparando el desempeño económico regional de las décadas de los años sesenta y setenta con las décadas neoliberales de los ochenta, noventa y lo transcurrido del presente siglo, la conclusión no resulta difícil de establecer. El neoliberalismo ha quedado por debajo de las políticas que lo precedieron en el terreno de la economía (allí donde el neoliberalismo pareció tener su fortaleza).
Las últimas crisis económicas a nivel mundial han puesto en jaque el modelo neoliberal, los instrumentos financieros se han vuelto tan complejos que los ciudadanos comunes e incluso la mayoría de las personas dentro de la industria no comprenden del todo como funcionan. Se creó un capitalismo de excesiva especulación, caracterizado por el dominio de la especulación por sobre la producción.
Lo más incompresible de la situación es que a pesar de que el modelo está moribundo, ningún gobierno ha mostrado indicios de querer cambiarlo, no puedo más que recordar las palabras de Fred Jameson, “es más fácil imaginar el fin del mundo que el del capitalismo neoliberal.” Esta ideología ha penetrado a tal manera en la sociedad que el mercado es el principio organizador para todas las decisiones políticas, sociales y económicas, donde todo se vende, compra o, mejor dicho, roba, dándole a estos pocos triunfadores del mercado un poder desmedido, contrarios al cambio por razones obvias, imponiéndose en todos los ámbitos sociales.
Pero la gente no está indiferente, este último año hemos visto el descontento materializado en marchas a lo largo del globo. En más de 80 países, naciones tan diversas como Chile, España, Israel, Grecia y Estados Unidos, han dejado claro que el sistema actual no da para más. A pesar que las demandas particulares pueden diferir, la indignación general es hacia los banqueros y políticos, a quienes culpan de arruinar economías y condenar a millones de personas a afrontar pobreza, desempleo y severas medidas de austeridad. Pero a pesar de que el descontento e indignación proviene de sociedades tan diferentes repartidas por el mundo, todos están de acuerdo en algo: la solución va de la mano con derrocar la hegemonía neoliberal. Seamos parte de esta lucha y ayudemos a construir una nueva realidad.