Paz

Claramente, nos falta paz. En la sociedad de consumo en la que vivimos, el tiempo vale demasiado para gastarlo en introspección, serenidad, reflexión y tranquilidad. Nos sumimos en hábitos que reflejan la desmesurada velocidad en la que nos movemos en el espacio que habitamos sin realmente conocerlo, en la que nos relacionamos superficialmente con personas sin la profundidad de lo sagrado, y en la que ni siquiera logramos conocernos a nosotros mismos.

Pero la paz no es solo un valor burgués que los acomodados y las sociedades dominantes pueden gozar, es también uno de los derechos inalienables del ser humano. Si miramos alrededor, encontramos cientos de millones de personas para las cuales alcanzar la paz no tiene nada que ver con tener la suerte de ir al psicólogo y reflexionar.

Para la mayor parte de la población, paz significa el mantenimiento de un orden mundial establecido que oprime y mantiene en la dependencia total a países pequeños en los intereses de países grandes. Paz como forma de dominación y control.

Pero no tenemos que hablar de relaciones internacionales y economía mundial para ver la paz como opresión y dominación, basta verla en cada una de nuestras sociedades. Vivimos en paz en nuestros centros comerciales, como si el consumo y el capitalismo nos drogaran para olvidarnos que la realidad es completamente distinta.

La paz de los ricos es la miseria del pobre.

 

Nico Riethmüller

Director – El Diario Judío

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