Adicciones Legales: beneficios monetarios para un Estado que vende la salud de sus habitantes.

por GABRIEL MINOND, Est. Medicina, U. de Chile.

Existe en el cerebro un núcleo de sustancia gris llamado núcleo accumbens, que es entre otras cosas, un centro especializado para procesar lo relacionado con los placeres y las adicciones. Esto significa que de alguna forma estamos creados para responder ante ciertos placeres a manera de adicciones, éstas existen en nuestra naturaleza, son un hecho.

Frente a esta condición natural, determinadas empresas supieron como manejarlo a su favor y se aprovechan de este hecho para conseguir más marketing, utilizan publicidades con determinados signos, y algunas usan sustancias adictivas para comercializar. A su vez, los gobiernos se aprovecharon de estas situaciones para lograr tributo y cobrar impuestos. Ejemplos de esto son los casinos, las drogas, el alcohol y la más emblemática de todos: el tabaco.

El tabaco es una planta que ha sido convertida en uno de los productos más conocidos a nivel mundial desde hace muchísimos años: el cigarro, y es también el único producto comercializado que dándole el uso para el cual está hecho; mata. Las empresas que comercializan estos productos en base a tabaco, lo presentan de distintas formas: puros, cigarrillos, tabaco en bolsa tanto para pipa como para armarse su propio cigarro. Sea como sea, todas estas entregan un producto que en su base poseen una sustancia que brinda cierto tipo de placer, el cual a su vez lleva a un estado de adicción: la muy conocida Nicotina. El tabaco sin la nicotina no sería producto, esa es su sustancia primordial. Esta planta no solo es una planta adictiva, sino también altamente cancerígena. Pero ¿es el tabaco el problema en sí, o el problema ronda más en las mismas empresas que lo comercializan?

Las empresas tabacaleras (principalmente las de cigarrillos) son las empresas agricultoras más rentables, por lo cual no extraña que se haga tanto negocio de éstas, pero lo que las hace altamente rentables es el éxito que tiene el producto por su potencial adictivo, por lo cual amarra a sus compradores, pudiendo llevarlos hasta la muerte. El tabaco en sí tiene niveles de nicotina suficientes para producir la adicción, sin embargo, las mismas empresas buscan la forma de reducir los costos y aumentar su potencial adictivo.  Si estas empresas utilizaran solamente tabaco puro para la confección de sus cigarros, gastarían mucho más dinero, pero no sería tan insano y cancerígeno (como lo es el caso de las finas empresas de Habanos, de tabaco muy puro y complicados de hacer, que conllevan un costo muy alto de fabricación tanto en material como costo humano, generando un publico objetivo mucho menor que el cigarro, pero a la vez son menos nocivos).

Lamentablemente, la forma de reducir el costo es aumentar la masa para no gastar tanto tabaco puro  por cigarro. El tabaco puro es la mitad de un cigarrillo, el resto son tabaco expandido (20% del cigarrillo) y tabaco reconstituido (30%). En que constan estos dos métodos ahorrativos: el primero en expandir el tabaco mediante dióxido de carbono, y el segundo, mucho más agresivo, recolectar tallos molidos, desechos, polvo de tabaco recogido del suelo de la fábrica, e incluso el tabaco de cigarrillos “vencidos”, todo lo ponen en un tanque y les sacan todas sus propiedades,  como si fuese una infusión. Luego lo pasan a otro tanque donde se le ponen químicos para liberar las moléculas de nicotina con amoniaco (lo cual aumenta la absorción de la nicotina por el fumador), o adherirle otros aditivos para que no raspe al fumar, o sabores para simular el sabor del tabaco puro. Este líquido químico luego se impregna en un papel fabricado también con restos y desechos de tabaco, para molerlo finalmente y simular tabaco real.

El producto de todo este procesamiento sale más rentable para el dueño de la empresa tabacalera, pero esto tiene un costo en el usuario, y es que esta reducción de costos es justamente aumentar el potencial cancerígeno de los cigarros.

Actualmente, los gobiernos de todo el mundo intentan hacer campañas antitabaco, poniendo grotescas imágenes en las cajetillas de cigarro, que muestran por lo general las consecuencias mismas de fumar que son nefastas como: cáncer (de boca, lengua y pulmonar), enfisemas pulmonares, impotencia sexual, llegando incluso a cosas que uno, a pesar de conocer a mucha gente fumadora, nunca ha sabido de éstas, como gangrena en los pies. Pero ¿realmente los gobiernos quieren que uno deje de fumar?

La respuesta está en la efectividad de estas campañas: no son efectivas porque el gobierno se enriquece con el impuesto que le brinda el tabaco, sacando un provecho de cada venta; si disuaden al usuario de comprar cigarros, cortan una fuente de ingresos enorme para cada país. Si ellos realmente quisieran que uno no fume, harían campañas mucho más avasalladoras y agresivas, incluyendo el control de estas empresas para que por último vendan un producto puro, menos adictivo y mucho más importante: menos nocivo.

Hacer de las adicciones un negocio es algo que no está penalizado por la ley, es algo incluso que a los gobiernos les conviene para así poder sacar provecho monetario. No son legales muchas drogas, pero si lo son otras como el cigarrillo y el alcohol. Es ilegal fabricar alcohol en las casas, al igual como tener plantas de tabaco, por la única razón de que si tú te autoabasteces, no compras, y si no compras, no le rindes tributo al país por el abuso de un servicio que tiene el potencial de entregar muchos tributos. No causa extrañeza que no sea ilegal plantar tomates en la casa, debido a que no es un producto que cause adicción, por lo cual el país no puede utilizar esta cualidad como un negocio.

A todos los participantes de este juego de negocios les favorece el aumento adictivo del producto y la reducción de costos excepto al mismo usuario, y a este es finalmente al cual se le apela al momento de hacer campañas antitabaco, acusándolos de inconscientes y de ensuciar la salud de sí mismos y las personas que los rodean; cuando en realidad son manipulados por los únicos que sí se benefician, y que en realidad son los únicos que tienen las herramientas y pueden frenar esta pandemia.

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