Chile huele a Revolución

por ALEJANDRO BEREZIN, Est. Ingeniería Comercial, U. Adolfo Ibáñez. Hanagá Hashomer Hatzair Chile.

 

Los problemas en la educación son la base de todos los problemas sociales en un país. Para empeorar la situación, en Chile existe un problema base aun peor, la cultura. Una cultura que se basa en el egoísmo, en el nunca perder nada, en el que una derrota no te vuelve más fuerte sino que te lleva al suelo, en el que tener conciencia es ser comunista, en el que no tener argumentos es «normal», en el que la gente no se inscribe para votar porque le da «lata», en el que la educación cívica no existe, en el que salir a la calle te vuelve subversivo, en el que te clasifican por lo que tienes y no por lo que eres.

Chile necesita un cambio de enfoque, Chile necesita ser país. Chile necesita ser más que una selección de fútbol o una polera roja. Porque la identidad chilena NO EXISTE.

Se huele a revolución en este país desde hace un par de años, pero falta mucho aún. Falta que la conciencia social no sea una cualidad de la cual jactarse, sino una característica inherente a cada persona. Falta que se dejen las frases publicitarias en las relaciones personales, es hora de dejar los eufemismos y decir las cosas como son.

Lo que pasa aquí, no es una coincidencia. No es un invento de una «Camila», de un “Boric” o de un «Giorgio», menos de un «Gajardo». Lo que ha ocurrido estos años, es la desembocadura de un río que trae piedras desde ya casi una década atrás. Si Chile busca tanto el progreso, que la educación progrese. Porque en las futuras generaciones es en donde existe este tan anhelado progreso, que a nivel personal, no valoro tanto. Vivimos buscando siempre la evolución, pero llegó el momento de la REVOLUCIÓN. Hora de empezar a vivir y dejar de sobrevivir. Hora de dejar de preocuparse y comenzar a ocuparse.

Los cambios que se exigen no tienen color político, no tienen raza, no tienen religión ni género. Son cambios para todos por igual, las diferencias se quedan atrás. El tema que está sobre la mesa nos incumbe a todos y no es malo estar en contra con argumentos, lo malo es ser indiferente. Porque esa indiferencia, es la que demuestra ignorancia. Y esa ignorancia se soluciona solo con educación. No esperemos a estar en una sala con 39 cabezas pensantes a un costado y un profesor que deposite contenidos en nuestros cerebros. AUTOEDUQUÉMONOS, CO-EDUQUÉMONOS.

Este año se presenta como una nueva oportunidad de hacerse partícipe en la lucha por un derecho al que todos debiéramos poder acceder y que nos ha sido arrebatado. Un sincero consejo: no se mantenga al margen, no es necesario estar en la calle marchando para hacer suya esta causa.

Por una educación pública de verdad y de calidad, por la  construcción de una nueva sociedad, ¡el pueblo chileno lucha!

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