Zombies de la historia

por BENJAMIN KRAUS, Est. Pedagogía, U. de los Andes.

Los tiempos cambian, pero la historia vuelve a repetirse. Todo momento tiene su gloria, la cual siempre llega en un futuro no muy lejano. Las guerras siempre están al acecho. Por más muertes que el mundo deba soportar, los genocidios siguen ocurriendo. La obesidad solo es atacada con más comida chatarra. ¿Qué le pasa entonces a nuestra sociedad? ¿Cuál es nuestro problema?

Siempre volvemos a lo mismo, he ahí el dilema. Somos esclavos de nuestra historia. No podemos cambiarla, pero tampoco podemos crearla. Sucede que en todo momento pasan cosas que ya habían sido parte de los anaqueles del mundo. Nadie se da cuenta, ya que muy pocas veces prestamos atención a lo que realmente pasó alguna vez. La destrucción y el miedo se vuelven a repetir. Los seres humanos están hechos para recrear las cosas malas. Rara vez encontramos a alguien que haya decidido establecer un cambio. Estamos acostumbrados a copiar lo que hicieron nuestros antepasados. Se nos enseña que debemos preocuparnos por lo que nos rodea. Pero eso está mal. No tenemos que preocuparnos de las cosas, es fundamental que nos ocupemos, que tomemos cuenta de nuestras acciones. No sirve con dar para una causa si no se trabaja por ella.

Con el paso de la historia nos vamos transformando en esclavos de ella. Es como si hubiésemos borrado a Abraham Lincoln. Como nos da pánico ejercer cambios, recurrimos a lo conocido. Y eso siempre termina siendo un grave error. Para estar de acuerdo a las nuevas generaciones, nos hemos convertido en seres inertes que rondamos por las calles viviendo una rutina que ya forma parte de nuestra vida. Es como si nos hubieran quitado parte de nuestras almas, y solo nos quedara el cuerpo. Somos zombies.

Al igual que un esclavo, un zombie debe aferrarse a ciertas condiciones. Sin carne humana no puede sobrevivir. El problema recae en que queda en una eterna vida sin ningún objetivo, hasta el punto de pudrirse. Eso es lo que le ocurre a la sociedad hoy en día. Gracias a la tecnología hemos dejado de pensar. Somos muertos vivientes por su culpa, la gente ya no crea. ¿Cómo es posible que la imaginación ya no se utilice? Las personas prefieren tener todo en bandeja de plata gracias a las redes sociales, tablets o buscadores. Hemos dejado de utilizar nuestro cerebro. Los niños ya no nacen con juguetes para crear aventuras, sino que llegan al mundo con aparatos electrónicos que de a poco los convierten en esclavos de la tecnología.

Siempre recaemos en nuestra historia. La esclavitud es algo que no se ha ido. Si bien ya no la conocemos como antes, ésta se ha ido modificando para que los humanos sean dependientes de ciertos elementos. Si queremos cambios, solo depende de nosotros realizarlos. No debemos dejar que todos nos convirtamos en seres de ultratumba sin ningún motivo en la vida. Solo nosotros somos capaces de cambiar el curso de nuestra propia historia.

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