Joven y Alocada, o sobre morales inventadas y obsoletas

por JONATHAN RAPAPORT, Lic. en Psicología, U. del Desarrollo.

La semana pasada fui testigo de dos cosas, y solo cuando la segunda ocurrió vi la relación entre estos dos eventos.

Lo primero que ocurrió fue la violación del derecho de culto -el cual dicho sea de paso está asegurado por la constitución de nuestro país- y al cual los casi siempre bien moderados líderes religiosos llamarón “sacrilegio” a la catedral de Santiago.

Lo segundo que sucedió fue que tuve el tiempo libre justo y necesario para ver “Joven y Alocada”, película chilena que se estrenó el año pasado en el festival de cine Sundance en EE.UU, ganando el premio al mejor guión, en manos de la talentosa Camila Gutiérrez.

¿Cuál podría ser la relación entre estos dos eventos? La escenificación de la situación ocurrida en la Catedral nos mostró la escisión entre una parte de la población chilena, la cual acude a la iglesia y/o se refugia en la religión porque encuentran en ella posiblemente algo que no encuentran en otra parte, v/s otra parte de la población cansada de los dilemas sociales que aquejan a los chilenos y que en gran medida están ligados a la influencia histórica de la iglesia en el acto de gobernar y legislar, como lo son los temas de Aborto y Matrimonio Igualitario, y que han visto en los “flashmob” una opción válida de acción que les permite llamar la atención, posicionarse mediáticamente y finalmente, a veces, conseguir resultados.

La película Joven y Alocada nos relata parte de la adolescencia de Daniela (Alicia Luz Rodríguez) la cual pertenece a una familia evangélica extremadamente conservadora que le impone a Daniela el llegar virgen al matrimonio y mantener una conducta irreprochable ante la sociedad. Por otra parte, Daniela ha comenzado a experimentar su vida sexual, tanto hetero como homosexualmente, y se ha visto expuesta a tener que aprender a lidiar en su conciencia con el hecho de seguir el camino religioso que su familia le impone junto a su imparable apetito y curiosidad sexual.

Lo ocurrido el pasado 26 de julio nos demuestra una vez más que existen personas que deciden creer en lo que alguien alguna vez les dijo, y creen que esa es la forma correcta (ortodoxia); otras personas que deciden creer en sus propias valoraciones, y personas como Daniela que nos permiten sentirnos reflejados en cuanto que, a pesar que queramos creer en nuestras propias convicciones, existe un ente regulador (llámese Gobierno, Iglesia, Familia) que finalmente regula nuestro comportamiento hasta el límite de censurarlo, viéndonos en la obligación de tener que elegir por uno de estos dos caminos. La compatibilidad de ambos pareciera no ser posible.

Para terminar, parte del guión de la película que un pastor relata: “Si D’s nos ama tal cual como somos, con nuestras características particulares y detalles propios, ¿por qué al acercarnos a la iglesia buscan cambiar lo que somos?” .

 

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Un comentario

  1. En el mundo de hoy, donde a veces la tecnología y los medios nos levantan tan arriba que nos sentimos con tanto poder como D’s, nos equivocamos al pensar en religión. Muchas veces me siento fuera de lugar opinando frente a temas o de idiosincrasia judía, y muy bien sugerido, ya que no he estudiado las costumbres ni los ritos judíos como para compararme a los rabinos y dar juicios de valor sobre éstos y lo que sale de sus pensamientos. De igual forma, se me da facilidad al entender una publicación así, de un joven judío que aparentemente posee conocimiento superficial sobre creencias, comportamiento y idiosincrasia católica. Te comento que después de la separación de el estado con la iglesia en 1925, la religión católica pasó a ser la oficiales la república de Chile. Inclusive de mucho antes se data de que muchas de las tradiciones familiares y sociales obedezcan y se asimilen a costumbres cristianas católicas dentro de las familias tradicionales en Chile. Muchas de estas han llegado hasta los días de hoy, donde se han puesto en tela de juicio por muchos grupos religiosos y no religiosos, potenciados por el valor que se le ha dado al conocimiento humano sobre su entorno y su manejo de él. Por nuestra parte, los cristianos creemos en estas creencias, enviadas directamente desde D’s y de eruditos que interpretaron su palabra para el fin de hacernos bien y acercarnos más a él. Todo este conocimiento y explicación de muchos de estas costumbres se han perdido durante los años y años que se han heredado, dejándonos con el acto puro, que ha ojos jóvenes parece inconsistente con el mundo de hoy, pero al adentrarse más en el mundo cristiano me he dado cuenta de que no han nada al azar. Por esta razón, y humildemente pido no publicar abiertamente estos tipos de juicios, sin antes una consulta a lo que hablan las creencias católicas, ya que para cualquier católico que deambula por Facebook, una rápida lectura me hace pensar que sin intensión directa alguna, el joven rapaport se ha comparado con nuestros eruditos y santos.

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