El camino a la Revolución

por GABRIEL CARVALLO, Boguer Shnat Hajshara Hashomer Hatzair Chile.

 

Sería interesante saber qué hubiera pasado si Marx hubiera muerto luego de haber terminado el capital. La vida de la izquierda habría sido mucho más simple, pensando que se tiene un libro con todas las respuestas sobre el sistema capitalista y que plantea una perspectiva segura en post del cambio radical de la sociedad. Sería mucho más seguro hablar de la revolución si tuviéramos una respuesta fija que dar a la forma que tiene que tomar ésta y al modelo de sociedad que queremos realizar.

El capital se planteó en su minuto como una obra maestra en todos los sentidos de la literatura. Iba a ser una novela increíble, así como una biblia para el movimiento obrero y la lucha revolucionaria. Mas como todos sabemos esto nunca sucedió: con la muerte de Marx se abre un paraíso de interpretaciones que llevan a una lucha programática dentro de la izquierda que generó contradicciones durante todo el siglo XX y que las ha seguido generando después de la caída del muro y hasta nuestros días.

Hoy día podemos preguntar lo mismo a 2 personas, ambas interpretadas por ideologías izquierdistas, y obtener respuestas totalmente diferentes e incluso contradictorias. Algunos planteamos la perspectiva socialdemócrata como una perpetuadora del sistema, otros podrán decir que la perspectiva kirchnerista es un populismo vacío sin aires de revolución, y ni hablar de la lucha en las múltiples áreas del trotskismo por ver quién es el que va a liderar su futura revolución internacional. Lo interesante de todo esto es que todos hablan de un cambio social y todos asumen el debate como ente fundamental dentro del asunto.

Pero el gran problema que yo veo en la mayoría de las izquierdas y de los individuos de izquierda es la falta de práctica de sus teorías. Mucho se puede hablar de revolución en un cómodo puesto en el parlamento y es muy fácil hablar en contra del lucro y ser un activo participante de las marchas, volviendo después de la marcha a su casa a una vida individualista y que va acorde a lo que el modelo nos incita a hacer.

Son pocos los que se plantean este dilema y son muchas las respuestas que se obtienen al buscar un poco, existen múltiples opciones de forma alternativa a la sociedad que van acorde a la revolución que cada uno plantea, las respuestas van desde las casas okupas, los kibbutzim, las comunas o la dedicación plena a la lucha por el cambio real.

Se entiende que en todo ámbito de la vida en sociedad existen personas con prioridades diferentes en la vida, y se comprende que no se quiera plantear la vida de una forma comunitaria, el punto es lograr vivir en la menor contradicción posible y hacer que nuestras vidas vayan acorde a nuestras ideologías. No podemos seguir llenándonos la boca de palabras bonitas que cautivan mucho, si al momento de actuar surgen las excusas. Como decía Aristóteles, somos entes políticos que viven en sociedad, y por lo mismo nuestra forma de vida es una demostración de nuestra ideología, y vivir en la contradicción es algo difícil de soportar.

Quizás la lucha más difícil dentro de nosotros es la de estos dos mundos que nos planteamos como separados y que son la cotidianeidad versus la ideología. Cómo llevar nuestra ideología a cabo es algo que pocos logran conseguir, pero a la vez pocos se lo han preguntado.

Yo por lo pronto me encuentro en Israel de Shnat, en una comuna que logra plantear una perspectiva diferente a la sociedad actual y que permite generar una visión que limita la contradicción ideológica que tuve, tengo y tendré dentro de la perspectiva revolucionaria. Así también, espero que todos se cuestionen de cierta manera esta problemática y que generemos reales espacios de debate dentro de la izquierda para poder plantear realmente a qué sociedad apostamos, sin quedarnos en las pequeñas reformas que solo fortalecen el sistema.

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