Eso que llamamos Amor

por JONATHAN RAPAPORT, Psicólogo, U. del Desarrollo. Director Acción Social, CJCH.

Lo que nos diferencia a “Mí” de “Ti” son los límites. Mis límites me protegen, me definen, me distancian. Tus límites te hacen único, impermeable, a veces deseado. Entonces, si ambos tenemos límites ¿cómo es que podemos estar juntos? ¿Cómo puedo “Yo” entrar en “Ti” y cómo puedes “Tú” entrar en “Mí”?

Dos teorías. La primera me hace creer que al estar juntos derribamos nuestros límites, bajamos las barreras y cada uno invade el espacio del otro, lo cual me lleva a pensar que al invadirnos el uno al otro, estropeamos lo que éramos, lo que amábamos y de lo que nos enamoramos, porque “yo” te cambio a “ti” y porque “tú” me cambias a “mí”, por lo tanto, ¿Cuál es la gracia entonces? ¿Cómo puedo seguir amando a alguien que ya no es lo que amaba en un comienzo? ¿Me resigno y me ajusto a esta nueva realidad?

La segunda teoría (y la que quiero creer) me permite fantasear con que al tener límites jamás vamos a poder invadirnos (al menos no en el amor sano). Tú siempre serás tú, tu espacio, tu territorio. Yo siempre seré yo, mi círculo, mis barreras, mi impermeabilidad, dejándonos como única opción crear algo nuevo, algo que algunos llaman “Relación”, otros “Amor”, la psicología lo llama un “Sí Mismo compartido”. Pero este “Algo” no es mío, no es tuyo, es nuestro, y esto que es “Nuestro” tiene (al comienzo) lo mejor de “Mí”, lo mejor de “Ti”, por lo que creo que no te amo a ti, ni me enamoré de ti, y por lo que dudo que me ames a mí y que te hayas enamorado de mí.

Creo y quiero pensar que amo y amas lo “Nuestro”, que me enamoré y te enamoraste de ese “Algo”, que te amo a “Ti” por como soy “Yo” cuando estoy contigo y que me amas a “Mí” por cómo eres “Tú” cuando estás conmigo. Y que conoces nuestro “Amor” tanto como yo lo conozco y que sabes que no tiene límites, no tiene barreras y que es permeable por “Mí”, por “Ti”, incluso por “Otros” y que eso hace que lo “Nuestro” cambie día a día, haciéndonos amar cada día a “Algo” distinto, y que eso “Distinto” a veces es bueno, a veces es malo, a veces incluso será horrible, pero es “Nuestro”.

Por eso, “perderte” es terrible, porque si tan solo fuera “recuperarte”, sería tal vez más fácil. Por eso, las segundas oportunidades pocas veces resultan, y por eso, cuando convertimos el amor en una saga o una trilogía, las posibilidades de éxito son escasas. Porque no eres “Tú” y “Yo” que nos tenemos que volver a juntar, sino que somos “Tú” y “Yo” tratando una vez más de re-construir lo que destruí, lo que destruiste o lo que destruimos. Somos los dos, una vez más, tratando de re-conocernos, de aceptar que ese “Algo” que creamos no fue lo suficientemente fuerte la primera vez, y como si fuera poco, no solo tenemos que volver a intentar, sino que debemos tolerar que el miedo al fracaso nos respire en la nuca, llenándonos de inseguridades. Pero tranquila, “Tú” sigues siendo tú y “Yo” sigo siendo yo. Mis límites me mantienen intacto y a ti impermeable. Seguimos siendo los mismos que creamos “Aquello” de lo que nos enamoramos, y si pudimos una vez, podremos otras más, porque la bendita semántica del a-mor nos hace reconocer en él que No-Muere.

Esta es mi propia teoría del “Amor”, basada no solo en “Mí”, sino que también en “Ti”, en “Ellos”, en “Otros”, en “Tantos”. Esta es la teoría que me permite creer que podemos amar incluso cuando no nos aman, dándole al amor la posibilidad de ser unidireccional. Que encontramos en el rechazo, en el olvido, también en el odio del otro, la posibilidad de crear “Algo”  con lo mejor de “Mí” y lo peor de “Ti”, y a pesar que duela, lo amo.