Los principales efectos del mito de Adán y Eva en la diferenciación con los animales y la formación de nuestra sociedad.

por ANDRES ARAOS, Est. de Ingeniería Civil, U. de Chile.

La era de las cavernas y los principios de la historia del hombre. Cuando imaginamos a  los hombres prehistóricos y lo comparamos con lo que hacen actualmente algunos animales, como los lobos por ejemplo, encontramos diversas similitudes. Pareciera ser que es transversal un instinto animal de que nos juntemos en grupos para vivir y sobrevivir, lo que pudo ser significativamente un factor importante en determinar nuestros primeros niveles de asociatividad y relaciones sociales, pero esto no es suficiente para explicar el surgimiento del sentido de vivir en sociedad. ¿Qué lo es?

Por otro lado, la civilización es lo que más nos aleja de la naturaleza instintiva animal. En su surgimiento, se plantea entre los elementos más trascendentales, a la lengua y la escritura. Pero si nos ponemos a mirar las grandes civilizaciones de la historia, la gran mayoría tenía un factor común que las mantenía en pie. Los mayas su devoción a sus dioses. Los romanos en un principio su religiosidad pero más adelante las glorias bélicas. Los incas su religiosidad por un lado y su sistema político por otro. Son grandes imperios que mantienen unido el poder político al religioso, legitimando la figura gobernante en un mandato divino.

La religión es algo que se ha encargado de agrupar a la gente por algo más allá de la sobrevivencia, algo que se podría llamar cultura, en primera instancia (ya que la cultura va más allá de la religión). Pero esto no basta para legitimarla y sostenerla incluso hasta la actualidad como factor fundacional de diversas sociedades. El ahora es ver como ese factor ha sido determinante en la formación de nuestro consciente colectivo actual, de como la religión a sentado la base para que seamos la civilización que somos con todos sus pro y sus contra.

El mito de Adán y Eva es la primera historia bíblica, es el mito del inicio del mundo. Luego de que Dios creara al mundo, creó al hombre y luego a la mujer y los puso en el jardín del Edén. Esta historia da existencia a dos periodos diferentes. Por un lado, está el que va desde que el hombre es creado y vive solo en el paraíso, conviviendo con el resto de las criaturas del Edén. La biblia plantea que Dios le entrega a Adán y Eva el Edén para que vivan y se alimenten, pero en el fondo si bien son los protegidos, son parte del Edén y no dueños de éste. Este punto es el que me gustaría llamar la parte “animal” del mito. En este periodo de la historia, el ser humano vive desnudo sin ningún tipo de pudor, como los animales. El hombre apela a sus instintos más animales al pedirle a Dios un compañero.

El punto de quiebre que determina el futuro del ser humano ocurre cuando la serpiente convence a Eva de comer el fruto prohibido, quien a su vez convence a Adán. En el Edén existían dos árboles, el de la vida y el de la ciencia del bien y del mal. El segundo es el famoso árbol que daba la fruta que fue prohibida por Dios. El hombre le da más importancia al comer de su fruto que al árbol de la vida. Este mito es un símbolo importante del término de la predominancia de la parte animal en la vida del hombre en el paraíso. El ser humano, al probar el fruto prohibido, firma su entrada al mundo civilizado, o dicho de otra manera, su alejamiento definitivo del mundo de los animales.

Adán y Eva son expulsados del paraíso. Ahora sienten pudor, miedo y vergüenza, se sienten vulnerables, características innegables del ser humano. El hombre pasa de ser un animal a un ser humano. Pero en el mundo actual, que es sostenido por la cultura judeo-cristiana, se tiene que aún persiste este alejamiento del ser humano con la naturaleza (Edén) y un acercamiento a la razón (Fruto Prohíbido).

Es este mito en particular el que consciente o inconscientemente nos ha llevado a formar un mundo aparte, una civilización, donde al resto de los animales que existen en el planeta y con los que convivimos son mirados como seres inferiores, o mejor dicho, un mundo aparte del que fuimos expulsados. Actualmente el abuso del ser humano de la naturaleza, no como maltrato sino que más bien de irresponsabilidad a la hora de explotar los recursos, es una realidad de nuestra civilización más que en cualquiera que pueda haber existido. Si lo pensamos, las razones pueden ser en parte un tema de supervivencia del hombre en el mundo, mito que da paso libre a la sociedad a permitir este tipo de acciones.

Volvamos a lo anterior. Si lo pensamos detenidamente podemos ver que el mito de Adán y Eva ha sido uno de los cimientos de nuestra civilización, no es el único pero sí uno importante y que marca claras diferencias entre lo que vemos actualmente en la humanidad y lo que se ha visto en la historia previa a éste. Pero además de ésto, existe una contradicción. Si bien el ser humano del inicio de la biblia sentía que haber sido expulsado del paraíso era una catástrofe de proporciones, en la actualidad solo se ve volviendo a su estado natural luego de una catástrofe apocalíptica. Esto podría explicarse como una evolución de la percepción del mito en el tiempo. En los principios de la iglesia (primeros años del cristianismo y edad media) la expulsión del paraíso era vista como una tragedia e incluso se privilegiaba la vida después de la muerte, y por ende algo más cercano al Edén, que la vida terrenal.

Eso cambió, la reforma protestante marcó un hito en la forma de ver el mundo y por ende la biblia, lo que terminó por darle mayor importancia a la vida en la tierra. Esto gatilló el nacimiento de lo que conocemos hoy, que es un gusto por lo moderno, lejos de lo natural, lejos del Edén, y aún más lejos del sentimiento de tristeza por haber sido expulsados de este. Esto es más una consecuencia del mito que un alejamiento de este, es casi una secuencia histórica.

Al final, que Eva hiciera que Adán probara el fruto prohibido nos hizo más humanos de lo que nos hizo Dios en un principio, con sus virtudes y defectos.

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