A Cerati, desde donde mueren las mariposas

por NICO RIETHMÜLLER, Director Editor, El Diario Judío.
Una eternidad esperé este instante, y no lo dejaré deslizar en recuerdos quietos. El dolor es veneno y no lo sentirás, hasta el fin, mientras te muevas lento.
Algo ocurrió, una extraña sensación, un presentimiento. Tuve que dejar de hacer el amor en el momento. Y ahí lo vi. Aquí también creías que estabas lejos.
En sus caras veo el temor, ya no hay fábulas. Me verás caer como un ave de presa. Me desnudaré por las calles azules. Me refugiaré antes que todos despierten. Me dejarás dormir al amanecer, entre tus piernas. Sabrás ocultarte bien y desaparecer, entre la niebla.
El eclipse no fue parcial y segó nuestras miradas. Te vi que llorabas por él.
Estamos solos en la selva, nadie puede venir a rescatarnos. Estoy muriéndome de sed, y es tu propia piel la que me hace sentir este infierno.
Tienes que comprender que no puse tus miedos donde están guardados, y que no podré quitártelos si al hacerlo me desgarras. Esta inconstancia no es algo heroico, es mas bien algo enfermo.
Quiero ver tus ojos rojos. Contaré hasta tres y llamaré a tu puerta.
A veces tengo temor, lo sé, a veces vergüenza. Nadie me vio partir, lo sé, nadie me espera. Hay una grieta en mi corazón, un planeta con disolución. Despiértame.
Un espíritu, a veces seguro, otras veces incierto. Sin disimular, me voy desnudando con cada sonido, alta fidelidad.
Quiero el fin del secreto. Lo que seduce nunca suele estar donde se piensa.
Si me mareé, es por devoción. Yo prefiero seguir tus pasos.
Estaba listo para ser amado. Pasa el tiempo, y ahora creo que el vacío es un lugar normal. No creerías las cosas que he hecho por ella.
Todo volverá a ser como fue. Y voy flotando por el río, descansando en la corriente. No estés preocupada.
Quiero hacer cosas imposibles.
Alto, cada vez más alto. Vuelta por el universo.
*A Gustavo Cerati, en homenaje a tu vida, tu pasión y tu inmenso legado, con las letras de mis canciones favoritas. Gracias por todo.