El nuevo Chile se merece más que el antisemita Daniel Jadue

por TAMARA BENQUIS, MARCELO CARVALLO, DANIEL CHERNILO, MIJAL FLIMAN Y YONATHAN NOWOGRODSKI.

En Chile vivimos tiempos de enorme trascendencia: por primera vez en la historia de nuestro país, se comienza a debatir una nueva constitución a partir de un grupo de constituyentes elegidos de modo democrático, respetando la paridad de género y la representación de pueblos originarios.

En ese contexto, estamos próximos a enfrentar una nueva elección presidencial. Como en cualquier elección, el debate se torna álgido. Tanto es así que ha llegado a Haaretz, un periódico con sede a 15.000 kms de Chile. Como judías y judíos políticamente comprometidos, nos gustaría contribuir en este debate.

Mientras escribimos, hay al menos tres candidatos que surgen desde el mundo de izquierda. Mucha y muchos judíos chilenos, como nosotros, apoyan las candidaturas no solo de Daniel Jadue sino también de Gabriel Boric y Paula Narváez. Las razones para apoyar una u otra opción son parte de las reflexiones propias la política y la democracia.

Quien argumenta que Jadue es EL candidato genuino de izquierda, según se indica en un reciente artículo de opinión de Haaretz, olvida la evidencia concreta de las propuestas políticas de los otros dos candidatos. Pero con menciones como ésta, se ocultan las opiniones de un enorme grupo de chilenos que promueven un cambio desde otros movimientos, partidos y candidatos.

También se ha argumentado que cuando se levantan críticas contra Jadue, éstas surgen porque aquel es miembro del Partido Comunista. Sabemos que en este país todavía existe una importante cultura anticomunista y anti-izquierda en general, como vivimos en la brutal época de Pinochet, y que hoy intentarán cualquier acción para descarrilar las candidaturas progresistas. Pero también hay quienes respetando la contribución que los partidos comunistas han hecho a Chile y América Latina, somos capaces de evaluarlo críticamente de acuerdo con sus aciertos y errores, logros y fracasos. Por lo tanto, la decisión individual de no respaldar a Jadue no debe confundirse con una especial hostilidad política hacia el Partido Comunista.

No apoyamos a Daniel Jadue, no porque sea comunista, sino porque en sus dichos y actos termina siendo un antisemita.

Ya como joven universitario, priorizó su apoyo -por cierto que legítimo- a la causa palestina sobre la necesidad de derrocar a la dictadura de Pinochet. Hemos sido testigos de cómo ha acosado constantemente a activistas judíos y a aquellos que no están de acuerdo con él con respecto a los problemas del Medio Oriente. Ha sido groseramente irrespetuoso con los diplomáticos israelíes y está constantemente reproduciendo insultos antisemitas.

Citemos sólo dos casos recientes. En marzo de 2020, en Ñuñoa, Jadue declaró que «Si naces en una familia judía, puedes creer legítimamente que perteneces al pueblo elegido y se te permite matar palestinos para usurpar su tierra». En julio de 2020, en declaraciones a la Radio Universidad de Santiago, afirmó sin fundamento, que «algunos de los medios alternativos que surgen en nuestro país ahora están siendo comprados por la comunidad sionista chilena». Su compañera del Partido Comunista y miembro del parlamento, Carmen Hertz, replicó que le recordaba a los Protocolos de los Sabios de Sión, aquel clásico tratado antisemita,. Por ello no es de extrañar que, a finales de 2020, el Centro Simon Wiesenthal incluyera a Jadue entre los líderes antisemitas de más alto perfil en todo el mundo.

Recientemente, descubrimos que Jadue ya fue señalado abiertamente en la escuela secundaria como un antisemita por sus compañeros de clase: bromearon en un anuario que sería feliz usando judíos para «práctica de tiro» y que algún día «limpiaría la ciudad de judíos». Por cierto Jadue aún no ha explicado el origen de estos comentarios, ni ha intentado señalar su desacuerdo con dichos epítetos. En torno a esta temática, a finales de junio, la Cámara de Diputados, la misma que en otras ocasiones ha aprobado condenas a Israel en relación con el conflicto del Medio Oriente, dio el paso sin precedentes al aprobar una moción con 79 votos a favor y 47 en su contra, reiterando su «rechazo absoluto a todo tipo de discriminación y cualquier acto de intolerancia» por parte de los candidatos a cargos públicos, y pidió formalmente a Jadue que refutara «pública y categóricamente» las graves calumnias antisemitas asociadas con él. La respuesta de Jadue fue menospreciar la acusación de antisemitismo, afirmando que estas frases son menos importantes que la crisis sanitaria y económica de Chile, a pesar del hecho de que el presentar opiniones racistas es directamente relevante para cualquier candidatura.

El país que queremos construir juntos requiere que respetemos las identidades y contribuciones de todos los individuos y grupos: comunidades indígenas, grupos de migrantes, minorías LGBTQ y religiosas, derechos de las mujeres y preocupaciones ecológicas. La Vía chilena hacia el Socialismo’ tiene en esto una orgullosa historia, encarnada en la figura del presidente Salvador Allende. Por todo esto, las expresiones antisemitas de Daniel Jadue lo presentan como una persona no apta para liderar esta nueva y relevante fase de la historia democrática de Chile.

Fuente: Haaretz.

Foto: ilustrado.cl

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