Determinantes Culturales sobre las exigencias hacia nuestro Cuerpo.

por GABRIEL MINOND, Est. Medicina, U. de Chile.

Religiones y cultos han existido alrededor de todo el mundo. Grupos de personas reunidas en forma de Comunidad comienzan a crear representaciones de su realidad, explicaciones de lo que los rodea y a sustentarse en torno a un “algo”, que terminan siendo por lo general deidades a las cuales se le rinde culto.

Estos cultos a su vez siempre han tenido asociados rituales o métodos que les permiten tanto expresarse ante sus deidades como para demostrar poder, o pertenecer a un determinado grupo selecto o casta dentro de una misma cultura. Los rituales por lo general utilizan al cuerpo como canal de expresión, pudiendo este ser alterado o respetado religiosamente (como el Islam y el judaísmo). Desde las culturas más lejanas y antiguas, hasta las contemporáneas: tanto rural como urbana ha sido respetado este principio; el hombre se expresa con el cuerpo. La diferencia entre una cultura y otra son los significados que le atribuyen y los métodos.

Desde la antigüedad, en todos los continentes han existido grupos étnicos que nos han llamado la atención, no solo por sus filosofías sino especialmente por el nivel y las distintas formas con las que alteraban sus cuerpos, otorgándole diversos significados. Los métodos pueden ser: patrones de tatuajes, cicatrices, accesorios como “piercings”, o vicisitudes para alterar desde la forma de la cabeza, el tamaño de algún miembro, el largo del cuello o hasta la forma de los dientes.

No solo ha reinado la alteración misma del cuerpo sino también la utilización de distintas ropas, trajes o disfraces: vestirse con el cuerpo o piel de un animal como un pájaro o un león, utilizar ropas con determinados colores, o hasta la desnudez. Significados que estas pueden tener son por ejemplo: algún símbolo representativo del grupo familiar, un distintivo de la casta o clase social, el paso de la niñez a la adultez, e incluso para verse más agresivo ante los adversarios.

En África existe un grupo tribal que hasta hoy en día practican la misma tradición: esta se basa en hacerse patrones de heridas en el cuerpo que luego al cicatrizar asemejan el cuerpo escamado de un reptil; la finalidad de esta práctica es demostrar el paso de la niñez a la adultez. En el antiguo imperio inca se practicaba la modificación del cráneo para demostrar nobleza, la práctica utilizaba como base la plasticidad que tiene el cráneo hasta el año y medio de vida, es por esto que a aquellos bebés les ponían una banda compresora a nivel de la cien completando la circunferencia craneana; el resultado era que el cráneo disminuía su diámetro en esta zona, quedando algo parecido a un maní; es gracias a esto que eran reconocibles las personas de la nobleza a través de todo el imperio, y así eran tratados como tales en todas las calles y por cualquier persona. En esta misma cultura los sacerdotes utilizaban una ropa especial, con colores especiales, y otro sin número de distintivos. En las costas centroamericanas y en las amazonas se pueden encontrar grupos con rituales particulares como vestirse de pájaros u otros animales. En países como India y China, las mujeres acostumbraban, como símbolo de belleza, alterar el tamaño de otras partes del cuerpo como alargar el cuello con anillos, o achicar los pies. En muchas culturas la barba larga es símbolo de sabiduría, y en otras las mujeres gordas eran el modelo de belleza por representar la abundancia y ser más aptas para poder gestar un embarazo.

Todo esto puede sonar un tanto extraño o absurdo, pero hoy en día seguimos caracterizándonos por realizar rituales que utilizan el cuerpo como medio de expresión, solo que no los identificamos como rituales ya que los vemos como cotidianos. Nos vestimos con ropas especiales ante determinadas ocasiones como: vestir ropa formal en el trabajo para demostrar status o vestir de negro en los funerales para demostrar el luto. Si antiguamente el cambio se hacía para representar algo ante la tribu o para la deidad a la que se le hacía culto, hoy en día, en la cultura popular se hace para nosotros mismos, acentuando la vanidad: cortes de pelo extraños, teñirse el pelo de cualquier color, gastar infinito tiempo en el gimnasio para aumentar la masa muscular (lo cual no se hace para ir a la guerra como antes) solo para pavonearnos y mostrarnos más fuertes.

Hoy en día, existen tatuajes que se hacen con sentido o propósito (muchas veces por sentido de pertenencia), y otros que solo se hacen por moda. Es común ver alteraciones al cuerpo, desde piercings hasta otras mayores como afilarse los dientes, dividirse la lengua y tatuarse el cuerpo como reptiles; o la emblemática mujer vampiro, con el cuerpo tatuado entero, implantes en la cabeza asemejando cuernos y dientes afilados.

También es importante mencionar a la gente que se hace cirugías plásticas como fuente de autoestima; sin embargo uno de los temas más importantes es el paso de un modelo de belleza robusto y voluptuoso al ectomórfico actual que se vende por televisión con modelos “perfectas”: desde pequeñas, las mujeres al recibir su primera Barbie se ven estresadas por seguir un modelo  anatómico imposible de conseguir. Y para que hablar de las modelos de cine, televisión y revistas que con kilos de maquillaje y unos trucos computacionales se ven como ninfas, pero en la realidad son tan normales como cualquiera.

Es tal el estrés logrado, que en nuestra sociedad contemporánea existen terribles enfermedades psiquiátricas mortales como la anorexia y la bulimia; y no es una bacteria la que enferma a estos jóvenes, sino nuestras exigencias de perfección inexistente. No solo se contrae esta enfermedad, sino que se contagia: actualmente existen blogs en pro de la anorexia (que no son difíciles de encontrar en internet) donde se dan horribles tips para ser anoréxica y bulímica; como por ejemplo: cómo esconder la comida o cómo esconder la condición a sus padres. Uno de los que más llama la atención es tener una foto de una modelo delgada en la billetera siempre, y en el caso de que la persona tenga ganas de comer, sacar la foto, observarla y auto flagelarse.

¿A dónde ha llegado nuestra sociedad, hasta llegar a exigir tales características para poder ser querido y amado? Lo más crudo y horrible de esto es que aunque estemos en contra, es difícil sacarse de la mente el modelo de belleza que se nos fue implantado.

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