Orwell, Pink Floyd y la fábula de nuestra sociedad.

por ALEXANDER MINOND, Psicólogo, U. del Desarrollo. Ex Presidente Consejo Juvenil Sionista.

 

Tal como dicen los científicos y biólogos, los seres humanos somos nada más y nada menos que animales. Así es señoras y señores, por más que la racionalidad parezca ser la que nos mueve, nuestra esencia es el instinto, igual que los animales.

Durante el pasado siglo se llevaron a cabo grandes revoluciones y dictaduras, los cambios políticos se veían claramente a medida que las nuevas ideas tomaban forma, ideas creadas por la razón humana. Sin embargo estas transformaciones traían consigo desastres y corrupción disfrazada de promesas, lo que podemos observar en la gran gama de totalitarismos que caracterizó al vigésimo siglo.

De éstos, observamos cómo las creaciones literarias, artísticas y musicales, al más puro estilo de la crítica social, generaron enormes obras que van a manifestar el descontento, o bien, la crítica, análisis e introspección respecto al rumbo que llevamos como sociedad. Entre éstas, dos de mis favoritas: el libro de George Orwell “Animal Farm” o “La Rebelión en la Granja”, y el tremendo disco conceptual de Pink Floyd llamado simplemente “Animals”.

Los seres humanos no somos más que animales y es imposible escaparnos de esa naturaleza, y así como hay muchos tipos de animales, también hay muchos tipos de personas y mentalidades. Si bien entendemos que estas obras son una especie de fábula que en su momento criticaban al estalinismo por un lado (Animal Farm) y al capitalismo por el otro (Animals), las analogías hechas por Orwell y Roger Waters (autor del 99% del disco) apuntan a ciertos arquetipos representados por animales, donde coinciden el cerdo como la clase política, manipuladora, despótica y corrupta, y por otro lado, las ovejas como fieles seguidoras del pastor, quienes no se cuestionan el por qué de sus acciones ni ponen en duda ni crítica su fidelidad y actuar. Junto con esto, un tercer animal involucrado, correspondiente al perro, representante del empresario poderoso (y también corrupto), agresivo y traicionero por conveniencia, quién logra hacerse su lugar gracias a los cerdos, y a la vez permiten a los cerdos hacer su trabajo.

Tanto el libro como el disco muestran la corrupción y abuso de poder de muchos líderes que han pasado en nuestra historia. Ambas obras reflejan desde distintos puntos lo mismo; los humanos al tener poder nos comportamos como animales.

En nuestra sociedad actual y sobre todo en Chile podemos ver claramente a estos tres animales dando vueltas en la cartelera de noticias y actualidad diaria. Vemos las alianzas entre unos pocos cerdos y perros para mantener a las millones de ovejas (que representan al ciudadano común) quietas, ignorantes, en fila y tranquilas mientras forman la elite social con todo el poder, los medios y riquezas, la cual muchos han ganado por medio de la traición o corrupción, tema del cual es fácil poner ejemplos con solo mantenerse actualizado o haber leído algo de la historia de nuestro país.

En el disco de Pink Floyd, las ovejas al ver que están siendo llevadas “al matadero” se rebelan en contra de los perros, matándolos a todos, para luego volver a lo mismo de siempre, manteniéndose a un lado y como simples espectadoras de lo que pasa. Las ovejas se deshacen ferozmente de los perros, pero no de los cerdos, por lo que finalmente no hay cambio alguno, llevando a que esta revuelta sea en vano.

En nuestro caso, se hace necesario apuntar a una rebelión en contra de los cerdos, de las ideas que nos gobiernan y no de los “pastores”, cambiar el sistema de raíz, no de manera violenta, sino que por medio de la crítica, del cuestionamiento de las propuestas, ideas y políticas, y a la vez crear un proyecto nuevo, para que así las ovejas puedan instaurarse y generar un lugar dentro del gobierno social. De nada sirve desarmar y “destrozar” a la clase poderosa por medio de ataques, comportándonos como simples animales que atacan al sentirse atacados, ya que esto nos volverá a dejar en lo mismo, con pan para el día pero sin comida para el futuro. No hay que dejarse llevar por el instinto animal que ha caracterizado al ser humano en la historia de los últimos siglos.

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