Activismo Judío Homosexual en Chile: creando un nuevo actor social

por YOSEF GALLARDO, Secretario y Coordinador, Hod Chile: Judíos por la Diversidad

Salir del clóset y reconocerse como homosexual en el Chile del siglo XXI no es novedoso, mucho menos extraño. Día a día, son varios los personajes de espectáculo que asumen su identidad sexual sin censuras y de manera abierta ante la opinión pública, motivando con su ejemplo a otros menos atrevidos a dar un paso importante a la libertad de ser, lo que realmente se desea ser.

Los negativos estigmas acerca de la ´homosexualidad´ que la relacionaban con una patología de tipo degenerativa, o las opiniones heredadas de un pasado retrógrado, dogmático y fundamentalista opuestas a la constante laicización de la sociedad chilena, pregonaban la idea que el libertinaje haría caer la ira de Dios sobre el país y las instituciones políticas que lo apoyasen. Por supuesto, estas descabelladas ideas medievales han sido rápidamente desechadas gracias al progreso, reemplazado así la estructura de ´familia patriarcal´ que se quería imponer por siempre, a una familia moderna donde se puede prescindir de las figuras parentales.

Ese único modelo de sociedad, propuesta por los sectores más reaccionarios, conservadores y beatos, solo se sustentaban en la ignorancia y el miedo de ser desplazados definitivamente, por más esfuerzos que éstos hicieron. no pudieron seguir ejerciendo el control en las conductas sexuales de la población laica y cada vez más humanista.

Sin embargo, a pesar de los importantes logros en libertades civiles, aún seguimos siendo testigos de la intolerancia que desencadenan actos violentos de homofobia, y que cada cierto tiempo cobran nuevas víctimas. Entonces nos volvemos a replantear las interrogantes de siempre; ¿Cuándo terminará todo esto? ¿Cuándo nos dejarán vivir en paz? ¿Cuándo comprenderán que no somos un peligro para la sociedad? La verdad es que muchos nos hemos convencido que es una tarea difícil y agotadora, pero no por ello nos dejaremos vencer ante la adversidad.

Mientras asistimos a nuevas reformas a favor de los derechos LGBT en nuestro país, este tiempo requiere y exige con ello, la presencia de nuevos actores. Personalidades decididas, fuertes y que no teman a mostrarse en público. Porque, si una cosa realmente necesita el nuevo Chile que queremos construir, es la participación plena de los movimientos homosexuales, y que a su vez, quienes les representan se atrevan a creer en esas instancias ganadas por organizaciones como Movilh que logró, tras una larga batalla de activismo y alianzas, la aprobación definitiva de la Ley Zamudio.

Está claro que la ley tiene vacíos y es imperfecta, pero pese a ello, los homosexuales judíos contamos con un arma y recurso legal para perseguir la discriminación en todas sus manifestaciones. Hoy, es cuando debemos ganar espacio al interior de las comunidades, y por qué no también en el mundo social, ellos también nos necesitan y es nuestra mitzvá el hacer de este mundo un lugar mejor.

Debemos demostrar que somos personas honorables, con aptitudes y capacidades útiles para la sociedad, señalar que no somos “Iguales”, sino diferentes, diversos, con logros y metas distintas al resto de los seres humanos, que no estamos uniformados, que no somos la caricatura frívola que por años sustentó el consumo de marcas exclusivas para el mundo ´gay´, y que por culpa de aquellos estereotipos fuimos encasillados en un nivel socioeconómico acomodado, y a un tipo de vida irreal que lamentablemente llevó a muchos a crearse una identidad falsa, aparentando lo que no se era, para mantenerse vigente al interior de los núcleos exclusivos para Gays.

El Chile que comienza a modernizarse necesita de judíos homosexuales “movilizados”, que no teman al activismo. Que sean capaces de cuestionar al sistema funcional de inequidad. Que crean en la realización de cambios no solo para ser reconocidos, sino como partícipes activos de esos cambios. Pero no basta solo hacer alianzas con organizaciones de élite, sino por el contrario, es el mundo popular el que debe ser encantado como aliado. Quizás  así podamos en parte extirpar el antisemitismo y la judeofobia que se teje al interior de muchas organizaciones, las que por desconocimiento siguen viéndonos como seres clasistas, arrogantes y usureros.

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