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La poesía feminista y lésbica

por VIVIANA CASTILLO, Colaboradora de Hod Chile: Judíos por la Diversidad

 

La poesía no solo es un canto coherente de rimas salvajes que nos envuelven y transportan a un mundo de amor desenfrenado, es también el fiel reflejo del artista que en sus escritos asume un rol protagonista. Actor, que desarrolla vidas, odiseas, aventuras, que conoce amores y consuma fantasías, es a través de su trabajo que podemos interiorizarnos en sus sentimientos, los que de tiempo en tiempo comparte buscando emocionarnos.

Esta expresión artística está más viva que nunca, hoy sin embargo, tiene tintes distintos y es el amor lésbico el que se ha ganado un espacio importante. Ya no es tabú, tampoco pecado, es la muestra más pura de un amor que merece respeto y aceptación en una sociedad cada vez más distinta.

Disfruten mortales este néctar de los dioses, dos poemas lésbicos que inmortalizan a estas almas gemelas, dos mujeres que comparten una complicidad y un cariño semejantes al de Ruth y Ester nuestras matriarcas.

 

 

DESPERTAR

Mujer imperfecta, falible como cualquiera,

consciente estoy de tus defectos, y atenta miro

la locura de la realidad con que te vistes.

Mujer de hombres,

¿qué más da lo que pienso y siento,

acaso es esto todo lo que eres?

A través de las tantas cortinas que he fabricado para ti,

puedo ver todos los colores de tu sombra.

Ya he dado muerte a los demonios que se posaron entre tú y yo,

mirándome, sonriendo, confundiéndome,

derribando el encanto de la desilusión y dejándome cautiva

frente a la planicie de tus inesperados encantos.

Quietos quedan mis sentidos si al mirarte veo

el dibujo de tus verdades.

En fin, ya he estropeado cada palabra

del poema que te estaba escribiendo.

 

DESCUBRIENDONOS

Nuestros cuerpos unidos

desnudos, lujuriosos,

dos sexos iguales, contrapuestos,

ardientes y húmedos.

Son mis manos que, con un roce desmedido,

vagan por tus caderas obscenas,

apoderándome de tu desvergonzado calor.

Es tu historia de mujer inalcanzable,

sin cómo ni cuándo,

que desenfrena tus deseos inexplicables

de descargar tu vigor en mi cuerpo.

Son mis labios que recorren ardorosamente

el desnudo paisaje que yace entre tus piernas,

saciándote en un orgasmo interminable,

ahogándome en tus gemidos.

Ojala pudiera retenerte.

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