Repercusiones del Plan Estadio Seguro: “El Verdadero Hincha”

por IGAL ALBALA.

 

“Ayúdanos a recuperar el estadio para la familia y para los verdaderos hinchas del fútbol”, dice el slogan publicitario que tiene el Plan Estadio Seguro para los medios. Dicho plan entró en vigencia el 30 de abril del año 2011 cuando se disputaba el superclásico #167 del fútbol chileno, que además de significar el despegue definitivo de la U de Sampaoli, significó un golpe profundo para las hinchadas del fútbol chileno del cual hasta el día de hoy no se han recuperado. Sumado a controles de seguridad extremadamente rigurosos, el Plan Estadio Seguro impuso otras medidas bastante obvias, como la prohibición de ingresar armas, alcohol, drogas y punteros láser; algunas discutidas como la prohibición de ingresar el bombo, lienzos y banderas; y otras que realmente bordean la ridiculez como la prohibición de ingresar papel picado al estadio o cuando dejaron afuera del estadio a la emblemática “Bandita de Magallanes”.

¿Quiénes son estos “verdaderos hinchas del fútbol”? Según Nick Hornby, escritor de Fiebre en las gradas (considerado el mejor libro sobre fútbol escrito jamás), el verdadero hincha es aquel a quien no le importa que tan mal le vaya a su equipo, él no puede abandonarlo, lo seguirá siempre en todos los partidos de local e incluso de visita en algunos casos. Esto quiere decir que los hinchas de sofá quedan completamente excluidos de nuestro análisis y cualquier queja de que los partidos son fomes porque la hinchada no canta, no es más que una hipocresía y poca solidaridad con la situación que viven los “verdaderos hinchas”.

El hincha “estilo Hornby” está enamorado de su equipo, está encadenado a él hasta el último de sus días. Acá en Latinoamérica esto va un poco más allá, seguir a tu equipo implica ir al estadio, recibirlo en grande cuando entra a la cancha (práctica envidiada y admirada alrededor del mundo) y apoyarlo tanto en las buenas como en las malas. Cánticos como “A la camiseta azul le juro amor eterno” o “Cuando el equipo anda mal, la hinchada lo hace ganar”, reflejan una realidad aplicable a cada hincha que asiste al estadio en Latinoamérica con la intención de empujar a su equipo a la victoria con su aliento. La fanaticada latinoamericana es especial porque sabe que el fútbol es más que un partido de 90 minutos, dándole una relevancia significativa al “folklore” que le proporcionan tres elementos fundamentales para alcanzar su cometido.

Estos son: el bombo, el corazón del estadio llevando el ritmo de los cánticos; los lienzos y banderas, la ropa que le da colorido a cada club, y por último, los gritos de los hinchas, los pulmones que le dan aire y aliento al equipo.

Las medidas aplicadas por el Plan Estadio Seguro han tenido un impacto muy negativo en las hinchadas del fútbol chileno y se puede establecer un paralelo con otros países de la región para facilitar el entendimiento de dicha situación. Quitarle el bombo al hincha chileno es muchos más grave que, por ejemplo, quitárselo a un hincha argentino o uruguayo. La persona que asiste a los estadios nacionales está consciente que dichos países deben estar dentro de los 5 países más futbolizados del mundo, allá cuando hay un partido importante todo se paraliza, acá no. A pesar de quitarles bombos, lienzos y banderas, el hincha argentino o uruguayo no va a dejar de cantar jamás. Es como si tuviesen un cromosoma en forma de pelota de fútbol que los obliga a estar los 90 minutos alentando.

El hincha chileno lamentablemente no es capaz de ejecutar dicha acción al 100%. Así como en la selección, los jugadores necesitan un poco más de disciplina y mano dura, en el tablón sucede lo mismo, ya que el ritmo que le provee el bombo a las hinchadas chilenas es indispensable para su correcto funcionamiento, las palmas de la galería no tienen armonía ni coordinación alguna para hacer que un grito dure más de 1 minuto seguido antes de ser cambiado por otro, o que incluso las distintas facciones de la hinchada entonen cánticos diferentes, provocando algo que denomino “contaminación acústica”. Esto último claramente no sucedería con la presencia del “Corazón del estadio”.

La realidad queda a la vista de todos (incluso para el hincha de sofá), cuando viene un equipo argentino o uruguayo a jugar por la Copa Libertadores o Sudamericana y se escuchan los cánticos de los hinchas que viajaron a Chile por sobre los cánticos de la hinchada local, a pesar de ser minoría.

Como si fuera poco, las autoridades también han prohibido el ingreso al estadio de  banderas y lienzos, haciendo perder el colorido que tenían los partidos que no solamente se juegan en la cancha. Pensar eso sería catalogar al fútbol como sólo un deporte, y todos sabemos que es mucho más que eso. En Latinoamérica este deporte es una alegría y una forma de expresarse, el fútbol se desarrolla en el campo de juego y el carnaval se encuentra en la galería donde los hinchas hacen su propia fiesta en homenaje a su primer amor.

El hincha “estilo Hornby” es un espectador frecuente que se pasea de estadio en estadio siguiendo a su equipo, pero eso es en Inglaterra señores, y estamos en Chile. Acá la cosa es muy diferente, el hincha “estilo Hornby Latinoamericano” va al estadio a alentar a su equipo, a saltar y gritar todo el partido con tal que eso genere un efecto positivo en el rendimiento de sus jugadores y para demostrarle al mundo que más que una pasión, son sentimientos.

Como dice Carlos Soto, uno de los líderes de la barra de Universidad de Chile, Los de Abajo, “si el gobierno quiere los estadios de Chile como los estadios europeos y si quiere al hincha chileno como el hincha Europeo, entonces que nos den los mismos hospitales que los Europeos y la misma educación que los Europeos.”

Para poder comprender este tema de mejor manera y las inquietudes que lo rodean les recomiendo encarecidamente ver el reportaje “¿Estadio Seguro?” realizado en mayo del año 2012 por el programa Contacto (Canal 13)

[http://www.youtube.com/watch?v=09VLs9_gp1o]. Abrazo de gol.

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