Mariposas en las manos: insegura verdad

por ILAN LIBEDINSKY, Est. Psicología, U. del Pacífico.

 

El filósofo existencialista Martin Heidegger reflexionó en torno a la terrible y eterna pregunta ¿qué es la verdad? Fue en una conferencia en que Heidegger busca encontrar la esencia de la obra de arte, del arte en sí y de la verdad: El poner a la obra de la verdad hace que se abra bruscamente lo inseguro y, al mismo tiempo, le da la vuelta a lo seguro y todo lo que pasa por tal. La verdad que se abre en la obra no puede demostrarse ni derivarse a partir de lo que se admitía hasta ahora (p.54, Caminos del bosque).

La verdad es la apertura del ser. La verdad es la posibilidad del hombre de vislumbrar un mundo. Ahora bien, la verdad siempre es actual en el sentido estricto de la palabra; verdad siempre es una sorpresa que se abre bruscamente y nos interpela. Toda verdad es una verdad recién parida. En este sentido, hablar de antiguas verdades es una contradicción: la vivencia de la apertura de la verdad es siempre un acontecimiento que conmueve, exactamente por lo mismo, ya que revela un mundo novedoso imposible de demostrarse ni derivarse a partir de lo que se admitía hasta ahora. La verdad oxidada es en realidad el hábito de alguna vieja verdad.

¿Qué sucede entonces con las religiones, como el judaísmo, en que practican verdades que fueron transmitidas de antaño? los practicantes de toda religión o filosofía tienen el deber ético de reactualizar la verdad constantemente. La Tora es atemporal no porque es una verdad inmutable o eterna, sino porque se manifiesta y se renueva constantemente por y a través de cada uno. La verdad siempre tiene la última palabra, a pesar que la cambie constantemente.

Esto nos lleva a otro rasgo de la verdad, que el mismo Heidegger nos señala: El poner a la obra de la verdad hace que se abra bruscamente lo inseguro. Si toda verdad es verdad novedosa y renovada, verdad imposible de habituarse o acostumbrarse a ella ya que dejaría de ser verdad, implica que la verdad es esencialmente insegura. El camino de la verdad nos conduce a certezas que inestabilizan nuestro mundo —certezas que se formulan como preguntas.

De alguna forma, esta visión de la verdad en cuanto renovación e inseguridad, rompe con la presunción de que “en la verdad uno encuentra seguridad”. La verdad es siempre incómoda, ya que remueve. Buscar la verdad hace del mundo algo fluido, inestable, brillante, mas nunca seguro o cómodo. Eso no significa que la verdad haga del mundo un lugar subjetivamente más peligroso, sino más bien vertiginoso –de ahí la constante metáfora del abismo que tanto persigue el pensamiento humano.

¿Para qué o para quién es peligrosa la verdad? Para nuestras creencias, ideales, juicios, etc.; la verdad pone en peligro nuestro mundo arduamente construido, ya que nos propone constantemente otro. La verdad implica abrirnos hacia lo desconocido. Esa es la inseguridad vinculada a la verdad, inseguridad en cuanto apertura hacia lo no conocido hasta ahora. La verdad nunca estará de acuerdo con el pasado, dado que ésta es siempre actual.

No existen certezas absolutas, de ahí el carácter patológico del delirio, en donde una creencia es sostenida sin ningún asomo de duda. El sujeto esquizofrénico inaugura su delirio con una especie de revelación deformada, en donde ni la contraargumentación, ni la experiencia previa y compartida puede insinuarle que su creencia es posiblemente diversa: de ahí lo mórbido del delirio, una verdad absoluta sin contraindicaciones de la vida.

¿Qué es lo que sucede cuando el delirio penetra en la personalidad del sujeto? ésta se infesta, se quiebra, se paraliza. El sujeto delirante queda fijado en su delirio, no expande su personalidad, no hay crecimiento personal. La esencial apertura e inseguridad de la verdad le abre le puerta al despliegue del ser, a la diversificación subjetiva de la realidad, puerta cerrada en el sujeto delirante por causa de una verdad segura, absoluta y apodíctica: delirio.

¿Cómo encontrar la verdad? ¿Es posible ejercitar el ojo de la consciencia para percibir con mayor claridad la verdad? Es metodológica, en que existe una diversidad de propuestas hechas por distintas religiones, psicologías y filosofías (Descartes aplicando la duda sistemática pretendió encontrar certezas —certezas que no existen en la verdad). La verdad metodológica, para llegar a la verdad esencial, implica integrar los rasgos antes dichos: apertura a lo desconocido y renovación.

Cualquier método que busque encontrar a la verdad, tiene que ser un método en constante reactualización: es el anti-método polimorfo siempre nuevo e inseguro. Es imposible afirmar la existencia de un solo método específico para encontrar la verdad, ya que dicha afirmación iría en contra de lo que es esencialmente la verdad. El camino hacia la verdad es siempre nuevo e inseguro, rebelde revelación, capricho caóticamente aplicado.

Si en la época victoriana Freud vio que la sexualidad era el rasgo humano más negado y ocultado en entonces, origen de toda neurosis, quizás hoy en día sea lo desconocido —lo inseguro— lo más íntimamente negado por el hombre. Esto se puede reflejar por la negación de la muerte. En otras culturas y en otras épocas, el hombre era amigo de la muerte. Hoy, todo réquiem nos causa escalofríos. Corremos en sentido contrario de la muerte, está prohibido hablar de ella, pensar en ella. El tiempo, que siempre va de la mano de la muerte, es otra de nuestras enemigas. Estamos en la era de lo instantáneo. No por nada, Freud quedó perplejo ante la imposibilidad de explicar por qué lo doloroso en el duelo. Y el duelo que hacemos en la vida es contante, ya que frente a cada apertura de la verdad, algo antiguo muere en nosotros. La verdad siempre implica un íntimo duelo, un mundo que se deja atrás.

La verdad es actual, insegura y cruel. Oscila entre sorpresa y asombro; a veces irónica, en otras sarcástica, regularmente desafiante. Hablar de la verdad es como encerrar mariposas en un frasco de vidrio: siempre lo central de la experiencia queda fuera, lo infinito que se niega a empuñar. Sin embargo, nunca está demás intentarlo.

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