La única mano de nuestro único D's

por ALEX GUROVICH, Ingeniero Civil, PU. Católica.
Este año, el grupo Isis ocupó la antigua ciudad de Palmyra, en el desierto de Siria. Patrimonio de la Humanidad desde 1980, alberga una de las ruinas mejor conservadas del Imperio Romano, incluyendo un teatro junto al que fue el ágora de la ciudad, una columnata de más de 1 km de extensión, largos pórticos, y varios templos. Resulta milagroso que hasta ahora, Palmyra haya sido sólo parcialmente demolida; el grupo podría traer la destrucción total de la ciudad en cualquier momento.
Pero no se recuerda con igual énfasis que en Siria hay sinagogas preislámicas que corren similar riesgo. El mejor ejemplo es la sinagoga de Dura Europos, ubicada junto al Éufrates, cerca de la actual frontera entre Siria e Iraq. Terminada de construir en el siglo III durante el Imperio Romano, la sinagoga corre un riesgo evidente estando bajo la ocupación del Isis. Si bien la mayoría de los frescos y mosaicos están en Damasco, no es el caso de las ruinas de la sinagoga.
La característica más particular de esta antiquísima sinagoga es que viene a ser la excepción a la regla que en el arte hebreo no se realizaran imágenes de Dios. Las excavaciones en Dura Europos, a partir de 1932, no han dejado de remecer las estrechas lecturas existentes acerca de la histórica prohibición de imágenes en el Judaísmo. En una de sus pinturas más impresionantes, se ve representado a Moisés liberando al pueblo de Israel, mientras los egipcios se ahogan. Las manos representadas en la parte alta son ni más ni menos que las manos de D’s. También la mano de D’s se representó apareciéndose al profeta Exequiel, entregándole una visión, probablemente la del valle de los huesos y su restauración (resurrección).
La muralla occidental que se preserva en el interior de la sinagoga, mirando a Jerusalén, representa centenares de escenas sacras y profanas. En el centro existe un Arón Ha Kodesh (Arca Santa), en la forma de un nicho donde se guardaban los rollos de la Torá. En la parte superior del Arca Santa se puede apreciar la representación de  Abraham a punto de sacrificar a Isaac en el Monte Moriah. Y bajo él, el carnero enviado por Yaveh enredado en unas ramas para evitar el sacrificio.
Dura Europos nos dice que hubo un lugar y momento en que la ley y las normas que regían las representaciones visuales fueron reinterpretadas de manera distinta a la tradicional, adaptándose a la civilización huésped, al período y a la competencia. Si bien frente a otras grandes civilizaciones, ya sea en técnicas utilizadas, en vanguardia o en cantidad de realizaciones, las manifestaciones artísticas del pueblo judío fueron generalmente escasas y pobres, Dura Europos es una muestra de lo contrario.
En el desierto de Siria, encontramos esta sinagoga con exquisitos frescos, mosaicos de evidente estilo bizantino. Con mucho dorado, y figuras de rostro frontal, altamente hieráticas. Figuras que se pisan los pies al estar ubicadas una al lado de la otra, tal cual se podría encontrar en Ravena o Constantinopla.
Pero a diferencia del arte sacro bizantino, parece ser que las secuencias de Dura Europos responden más bien a un fin pedagógico: enseñar al pueblo la moral, así como los principales acontecimientos relatados en la Torah.
Dura Europos no está en el radar de los medios, menos en la comunidad internacional, está sola en el patio del Isis. A menos que intervenga la misma mano de D’s, ya leeremos en las noticias que esta sinagoga, de incalculable valor cultural para toda la humanidad, se ha perdido para siempre.

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