La decisión que determinará el rumbo del mundo
por PAMELA NUDMAN, Arquitecta, U. de Chile
El mundo, tal como lo conocíamos, ha terminado. Estamos aún en medio del torbellino, por lo que se nos hace difícil observarlo y entenderlo con claridad, pero evidentemente todo lo que está sucediendo nos está llevando a un nuevo lugar. Y lo más increíble, es que nos está empujando a todos juntos, sin excepción. Cada uno toma un puesto diferente en este viaje, pero sin duda, a todos nos están reubicando, los hechos así lo han demostrado. ¿Qué podemos hacer entonces por nuestra cuenta en medio de todo este torbellino? ¿Qué poder tengo para dirigir esta situación hacia un mejor lugar?
Es como con los bebés que simplemente se dejan llevar y no entienden que alguien los guía y cuida por completo, son incapaces de sobrevivir por sí mismos, o los niños que ya entienden que los llevan a alguna parte y que el adulto es quien decide lo que es mejor para él. Los adolescentes ya comienzan a desear ir por su propia cuenta, los adultos toman la vida en sus propias manos y forjan su camino. Pero son los ancianos los que logran entender que la felicidad surge de estar sanos y de compartir con quienes amamos, y que finalmente el ser humano no tiene control sobre las cosas, como creyó durante casi toda su vida.
¿En qué etapa estamos como humanidad, en medio de toda esta situación? ¿Somos aún bebés que sólo queremos mamar y que nos den todo listo, sin hacer nuestro propio esfuerzo, o ya comenzamos a vislumbrar y entender que el rumbo de las cosas está relacionado con la intención, actitud y acciones que decido tomar, y que éstas influyen y afectan a los demás? ¿Tenemos consciencia del nivel de interconexión global que vive la humanidad hoy?
¿Cómo ayudamos a un niño a crecer e independizarse, a desarrollar nuevas habilidades y ampliar su capacidad de aprendizaje y conocimiento? Educándolos, también a través del ejemplo y de la influencia de su entorno. Los seres humanos somos seres sociales y la influencia que ejerce el entorno sobre nuestra vida es muy alto, influyendo en nuestro actuar; lo que mi entorno cercano respete, valore y enaltezca, será probablemente lo mismo que yo.
Crear una nueva sociedad, ya no como una reflexión utópica de un mundo mejor sino como una acción necesaria y concreta para la supervivencia y madurez de la humanidad, difícilmente podrá surgir por sí sola ni a través de líderes caducos que actúan desde formas obsoletas, individualistas y poco integradas respecto a la situación actual.
Debe mediar una nueva Educación humana, no enfocada en memorizar y retener datos e información, ni en encasillarnos en aprendizajes de conocimientos compartimentados, sino en ser capaces de formatear el “Programa” con el que funcionamos como sociedad. Ese programa, esa forma de educar a las personas venció. La Globalización es la constatación de la interconexión humana, donde dependemos totalmente los unos de los otros, y debemos aprender e integrar esta nueva máxima de la humanidad.
El ser humano global no se puede explicar y seguir funcionando sólo desde el egoísmo y el bienestar personal. Debemos aprender urgente esta nueva forma de interrelacionarnos, en donde seamos capaces de actuar en pos del bien común, y entregar nuestras aptitudes por el bien de los demás y de la sociedad, pues mi propio bien está indisolublemente ligado al bienestar de la sociedad. O seguimos avanzando por este camino de separación e individualismo desmedido que nos ha llevado a todo tipo de males en esta sociedad, o decidimos adultamente esta vez, tomar el curso de la historia y de los hechos a nuestro favor y reaprender una nueva forma de convivir. En este momento de la historia, la decisión que cada uno deberá pronto tomar, determinará hacia donde se dirigirá el mundo, y junto con él, todos nosotros.
Foto: Oswaldo Guayasamín,