Grandes medallistas de oro judíos en los Juegos Olímpicos

por ALBERTO DUEÑAS, Est. Ingeniería Comercial, U. Adolfo Ibáñez.

 

Muchas veces hemos escuchado decir que los judíos poseemos una gran inteligencia, plasmada en múltiples premios Nobel, grandes directores de cine, en el arte y ciencias sociales, sin embargo, siempre aquella idea termina con: “pero para el deporte somos malos, no sobresalimos”.

Ilona Elek, fue la primera mujer húngara en ganar un oro olímpico, y la primera tiradora de esgrima en ganar dos medallas de oro, en Berlín 1936 y Londres 1948. En pleno auge del nazismo se coronó campeona contra la representante alemana en las olimpíadas de Berlín. Fue la única judía de los juegos.

Harold Abrahams, atleta británico y que luego se viera inmortalizado en la película “Carros de Fuego” (1981), fue campeón en los 100 metros planos de los juegos olímpicos de París de 1924.

Garry Kasparov de nacionalidad rusa, es sindicado como el mejor ajedrecista de la historia, siendo sus juegos estudiados por expertos dada su compleja estructuración.

Probablemente el más importante deportista judío sea Mark Spitz, un nadador estadounidense de California. En los juegos olímpicos de Munich 72’, ganó siete medallas de oro, algo que nadie más ha conseguido en la historia olímpica, y además batiendo el récord mundial en cada una de las pruebas. Luego sumó más medallas doradas en otros juegos, llegando a tener un total impactante de 11 medallas de oro.

Siempre al deporte se le minimiza en importancia en relación a otros temas, como la política, la economía, el arte, etc., sin embargo, el deporte desata pasiones, libera endorfinas y nos hace más felices y sanos. ¿Por qué ponerlo en un plano menor?

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