Soñar no siempre es lo mismo

por ALBERTO ASSAEL, Psicólogo, PU. Católica.

 

Yo siempre agradezco a D´s, entre otras cosas, bendiciones que a veces se me olvida que lo son. Agradezco tener una digestión regular que me permite ir al baño todos los días, el poder quedarme dormido en casi cualquier lugar con la posterior sensación de descanso, y también, aprecio enormemente poder recordar con buena precisión mis sueños casi a diario.

Pareciera que actualmente, con tanta tecnología que nos inunda, la gente los recuerda cada vez menos, sin embargo, creo que cualquiera que sueñe regularmente es capaz de notar que hay diversidad en la forma de soñar. Unos son vívidos, otros enredados, ilógicos, están aquellos que te dejan marcando ocupado por el resto del día, etc. Por lo menos así me pasa a mí. Hay millones de cosas que pasan al soñar, y resalto la importancia que puede tener para cada uno el poder darse cuenta de las diferencias que suceden, pues hay tanta complejidad en ellos como experiencias hay en la vida.

El primer autor que leí en profundidad que teorizaba al respecto fue Freud (quien fue también el primero en darle un carácter científico a la interpretación de los sueños y su importancia en la psicopatología). Él, en el año 1900, tras observar sueños relatados por sus pacientes, afirmó que el sueño es la realización del deseo. Probablemente todos estaríamos de acuerdo con él, por lo menos en algunos casos. Todos tendremos algún recuerdo de haber recibido el regalo que tanto queríamos mientras dormíamos, o haber ido de viaje al lugar que siempre quisimos conocer, o que besábamos a la persona que nos gustaba. Soñamos con aquello que deseamos, aunque si bien unas veces es algo evidente (como cuando nos dormimos con hambre y luego soñamos que comemos un postre), en otros el deseo es más bien uno que nos perturba y que probablemente estamos rechazando a nivel consciente (por ejemplo, al soñar que besamos a una persona que detestamos).

Pero basándome en los sueños que yo recuerdo, reconozco niveles de profundidad que llevan cualidades distintas, que entregan otro tipo de información más allá de la de nuestros deseos. Hay veces que soñar es una experiencia que parece más real incluso que la vida que llevamos, y otras veces me parece más un continuo de los pensamientos diurnos.

Algunos tienen el peso de lo que ocurrió durante el día, por lo general son sueños que parecen irrelevantes, aunque no creo que lo sean, pero a mí por lo menos me cuesta darles tanta importancia, sobretodo porque estos sueños son confusos y casi aburridos. Me parecen poco nítidos, son como ruido, como soñar que uno está en un lugar concurrido, con gente que se ve con poca nitidez. A mí me ocurren cuando mi cabeza está muy cargada, como antes de una prueba se sueña con la materia. Es como si la conexión con el inconsciente fuese de solo una barra. Es la paja mental que no paró nunca. Son los sueños más aburridos, superficiales y que no te descansan.

Otro tipo de sueños que tengo me dan un tipo de información acerca lo que estoy viviendo que no alcancé registrar. Me hacen ver cómo estoy, me muestran aquello que no logro detectar mientras hago mi vida cotidiana. Son como los datos que no pude retener y que los percibí por una vía alternativa. Son sueños que tienen poco de fantásticos, y no ocurren cosas tan extraordinarias. Recuerdo haber soñado que me encontraba con una jefa que tuve cuando yo estaba viajando. En el sueño, me saludaba con mucho cariño y con una sonrisa que pocas veces le vi, pues en la vida “real” ella trabajaba como china (y era china) y a mi parecer era maltratadora laboralmente. Me gritaba, pagaba menos que el mercado y su carácter era insoportable. Pero cuando me fui de su cafetería, ella me felicitó y me dejó las puertas abiertas para volver. Al darle una vuelta al sueño (con ayuda), no me fue muy difícil hacer un paralelo con lo que me estaba pasando. La importancia que le estaba dando al reconocimiento por sobre mi propia satisfacción o comodidad. No solo me hablaba de mi forma de ser, si no de cómo me afectaba la forma en que estaba viviendo. Obviamente el sueño puede tener miles de lecturas distintas, pero aparecieron jefes cuando en mi trabajo yo criticaba a los míos, haciendo más fácil ver los paralelos.

Luego, otros sueños parecen tener un tinte místico. Si bien creo que en todo el mundo onírico hay símbolos, lo que quiere decir que un elemento del sueño representa otras cosas (como soñar que te muerde un lobo podría hablar del miedo a manifestar tu propia rabia), yo tengo algunos sueños en los que ocurren cosas que me provocan un impacto especial. Son sueños que me son fáciles de recordar porque involucran imágenes claras, calan hondo, como si me hablaran de algo importante. Los siento de índole espiritual. Recuerdo uno en el que subía por una colina acompañado de un anciano de barba blanca y larga y él tenía un bastón y un mazo de cartas. O haber soñado con el nacimiento de una guagua, en que la miraba a los ojos, lo que me dejó remecido por todo el día siguiente. En éstos se me hace más complejo conectarlos con “residuos diurnos”, o hechos específicos de mi rutina, pues son imágenes que Jung llamaría arquetípicas, es decir, conectan con elementos esenciales para la psique de cualquier ser humano (como cuando se repite, en el cine o en los libros, la imagen del anciano sabio).

Esto es bien distinto a soñar con la materia de una prueba, pues de alguna manera ocurre algo que me aporta, cambia mi estado, me deja con otro ritmo, más introspectivo, reflexivo, parecido al dejo de un buen chocolate. Es una sensación de saciedad porque tiene algo de experiencial más que sólo pensamientos.

No creo que sea excluyente lo que pasa en este tipo de sueños a los que describí antes, pues también puede incluir un deseo, tener relación con algo de la actividad cotidiana y el mundo interno, pero por algún motivo adquieren un peso distinto. Aquí la conexión con Internet era la óptima.

Creo que es importante respetar el lugar de esos sueños, no dejarlos pasar. Yo aún recuerdo algunos de este tipo que tuve hace 10 años atrás, y mirándolos en retrospectiva, creo que hablan de etapas significativas, o de procesos importantes que viví. Varios los tuve en la adolescencia, o cuando me fui a viajar por un período largo de tiempo, o al terminar el colegio, o después de haber tomado alguna decisión importante, etc.

Pueden hacer cientos de distinciones: están los sueños que son sensación pura, como cuando caemos y despertamos de súbito o cuando volamos; como también hay otros que nos sorprenden, a veces uno llega a entender algo que durante el día le fue imposible y en otras oportunidades aparecen ideas.

El fenómeno de soñar incluye un sin fin de experiencias, entendiéndolo como un fenómeno diverso. No solo cumple un deseo, no siempre son imágenes simbólicas que nos hablan de grandes cambios, pero la forma que adquirieron siempre nos comunica algo.

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