Buenos y libres, una lástima.
por BENJAMIN ALVO, Est. Ingeniería Comercial, U. Adolfo Ibáñez.
No es posible ser libre si el hombre no es bueno, ya que el ser bueno es lo único que nos da la posibilidad de actuar sin alguien que nos controle. Cuando no somos buenos, los poderosos son quienes nos regulan para que lo seamos, atentando contra nuestra libertad, que es nuestra capacidad de actuar sin restricciones. La libertad es buena cuando se usa en hacer el bien, pero se convierte en negativa cuando, gracias a una posición privilegiada, se nos otorga sobre-libertad y la transformamos en poder, permitiéndonos usar a otros como medios.
Los poderes tienen varias fuentes de procedencia, y una de estas fuentes es el poder legitimo. Curiosamente, este poder lo ejercen dos entes: el mercado y el estado, en acuerdos que favorecen a ambos para que su poder no se vea en juego. El cartel de carteles, utilizando a la ciudadanía como medios para sus fines.
Aun así, existe un poder igual de poderoso, y este es la sociedad civil, poder creado a través de la simple interacción de la ciudadanía, limitando la entrega de poder al estado y el mercado, pero al parecer los poderosos siempre siguen siendo más poderosos.
La única forma en que podemos ser seres realmente libres es actuando en forma de sociedad civil. Esto implica actuar de buena manera, siendo buenos ciudadanos, evitando cualquier tipo de abuso. Además de esto, debemos incentivar que los grandes poderes (mercado y estado) compitan entre ellos, limitando sus responsabilidades ante la sociedad y su capacidad de actuar, permitiendo al hombre ser autónomo y libre.
Si fuéramos buenos ciudadanos, podríamos ser seres realmente libres, y no necesitaríamos de grandes poderes que estén diciéndonos cómo debemos comportarnos. No creo que el estado y el mercado no sean necesarios, aun así, sí creo que debemos recurrir a darle poder a estos entes solo en los casos que la misma sociedad no pueda resolver los problemas por sí misma.